Diario de León

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Los ayuntamientos son la herramienta más eficaz en la atención a la ciudadanía. Independientemente de su tamaño son los que presentan una cercanía privilegiada con la sociedad. Por eso, entre tantas voces que cuestionan unas y otras administraciones, nadie plantea su eliminación. En la historia política de la provincia queda la experiencia de un alcalde que solía comentar que, tras años como parlamentario nacional sin que nadie le reconociese por la calle, de repente no podía caminar sin pararse en cada manzana con alguien.

En la presente crisis su papel ha sido fundamental en muchos lugares. En la provincia los pequeños municipios han puesto en marcha todo tipo de iniciativas, con los alcaldes y concejales remangados en primera línea, para paliar las necesidades de sus vecinos. Incluso en grandes urbes, como en Madrid, se ha probado que esa voluntariedad y esa eficacia tienen un premio directo. El alcalde de la capital, José Luis Martínez-Almeida, ha pasado en pocas semanas de ser un perfecto desconocido a convertirse en uno de los políticos con mayor prestigio en España. El PSOE madrileño intenta plantar cara a este efecto curiosamente reclamándole que dialogue con la oposición, lo que en los grandes municipios leoneses -donde la situación es la inversa- ni se ha producido y lo que es peor, ni siquiera se ha intentado.

Alcaldes y concejales, en primera línea, deben ayudar a sus vecinos

Lo de contar con la oposición lamentablemente es algo de lo que sólo se acuerdan los partidos cuando están fuera de los gobiernos. Pero también es cierto que en ocasiones pueden hacer cosas, como está ocurriendo en las últimas horas en el Ayuntamiento de León. Los grupos ajenos al bipartito PSOE-Podemos han decidido tomar la iniciativa y retirar las competencias a la Junta de Gobierno para devolvérselas al Pleno, en el que sí participan todos los partidos. El detonante ha sido la política de gasto que mantiene el Ayuntamiento cuando la ciudad se está sumiendo en una crisis sin precedentes, y en la que una mayoría de colectivos se ha mostrado contraria a la obra de Ordoño II.

Y mientras, en Ponferrada, el gobierno también de PSOE-Podemos, en este caso apuntalado también por los bercianistas, aprobó un presupuesto municipal que nace herido de muerte. El equipo que lidera Olegario Ramón había elaborado unas cuentas —la principal herramienta de acción política que tiene una institución pública— antes de que se provocase el cataclismo del Covid-19. Pues ayer, desoyendo las voces llegadas desde todos los ámbitos, aprobó en Pleno ese presupuesto que nace ya inservible, y que evidentemente no podrá ser nunca la fórmula para combatir los problemas a los que se enfrenta la capital del Bierzo, donde el coronavirus ahondará aún más los desequilibrios económicos de una zona donde la crisis minera y el cierre de las térmicas aún están desplegando sus efectos.

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