Editorial | El daño real a la economía precisa de políticas con rigor y eficacia

Lo ocurrido estos días en el seno de la Unión Europea no debería sorprender a nadie. La experiencia dicta que los cheques en blanco son peligrosos, porque cada gobierno acaba sucumbiendo a los afanes partidistas o electoralistas, buscando con el cortoplacismo metas muy distintas a las que desde un criterio técnico y profesional se consideran las adecuadas para que los diferentes países y el conjunto del continente superen cuanto antes y de la mejor manera posible la presente crisis.

Un balance económico en León sobre los efectos generados en estos meses de parálisis por el coronavirus exhibe unas cicatrices terribles. En un país tan centrado en el sector servicios como España, y en una provincia que se ha quedado sin minería, es evidente que la reconstrucción hay que hacerla pronto y bien. Desde Bruselas se facilitarán medios económicos pero condicionados, afortunadamente quebrando las aspiraciones del puntal del Gobierno del PSOE, de ese vicepresidente podemita Pablo Iglesias, que navega contracorriente persiguiendo fórmulas irreales que se ha comprobado que sólo acaban generando más problemas y mayores niveles de pobreza. Rigor, eficacia y solidaridad. La receta debe extenderse a todas las instituciones sin excepción.

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