Haciendo amigos

El justiciero Trump acaba de prorrogar los aranceles que gravan a diversos productos agrícolas españoles en represalia por ayudas del Estado otorgadas a Airbus —un consorcio de cinco países europeos, entre ellos España— por la Unión Europea, lo que supuestamente perjudicaría a Boeing, el otro gigante de la aeronáutica, este norteamericano. La Organización Mundial de Comercio, concebida con criterios arcaicos, ha permitido ese dislate, por el cual los agricultores y ganaderos españoles pagan por una supuesta infracción cometida por otros sectores económicos. Este es Trump. Un personaje de quien no acaba de entenderse cómo una sociedad madura confió en él para dirigir el país (su catadura moral de millonario engominado es repugnante). En noviembre, dentro de unas semanas, el mundo podría librase de él si sus compatriotas hacen lo que deben. En caso contrario, muchos nos hemos juramentado para no volver jamás a pisar la que fue la primera democracia del mundo y hoy es un deslizadero hacia el mayor acúmulo de basura moral del planeta.