Diario de León

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Hablemos de identidades. Así, en plural, pues tenemos varias. Uno mismo nació en Madrid y llevo más años aquí que allá, y ya solo con ellas me salen dos. Y aún tengo otras. Pertenezco a una generación concreta y soy consecuencia de esta, pero para mí carece de sentido hablar de lo que me diferencia de los demás, pues todos somos exniños. Tal condición, haberlo sido, es nuestro gran origen común. ¿Pero te sientes leonés?, me insistirá el lector impaciente. Por supuesto, pero también me reconozco en los autorretratos de Goya, en los de Rembrandt y en los de Van Gogh. Por cierto, también ellos de adultos fueron exniños. Viví mi infancia en los años sesenta, más un trocín de los setenta. Esto explica quién soy, mucho más que mi lugar de nacimiento o en el que vivo. Fui un crío que se desternillaba con 13 Rue del Percebe, y esto me hizo urbanita. Pero también jugué mucho con un casco de romano que me trajeron los reyes o estuve practicando un año hasta que logré lanzar un perfecto grito de Tarzán. Con infancia tan cosmopolita, ¿iba a ser a ser solo de un lugar o tener una única identidad? Mi tiempo cronológico lo contabilizó a partir de que conocí a mi mujer, todo lo anterior es prehistoria. Y luego, claro, está ese otro origen que son los libros, las canciones y las películas que me han acompañado y aún lo hacen. Conforman dentro de mí un gran paisaje. Si vuelvo sobre mis pasos llego siempre a ese territorio. Pero, en efecto, si he quedarme con una sola identidad es con la de exniño. Esta es la que más me explica. Lo de las canas es solo para disimular. Tom Sawyer sabe que no miento.

Según un estudio del que se ha hecho eco New York Time «los españoles no somos de raza blanca». Y qué. Michael Jackson era negro solo a ratos. Pero como dijo aquel: «francamente, querida, me importa un bledo». Si tengo identidades, ¿no voy a tener también razas?

Todos tenemos una melodía vital que nos identifica, esa que incluso cuando es compartida por otros nunca suena igual. Y qué bello que sea así. El exniño que somos sabe que los reyes son los padres, pero muchos aún seguiríamos a Aragorn a salvar al buen Frodo. ¿Identidad? No, mejor identidades. Y en esto también Tom Sawyer sabe que no miento.

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