Diario de León

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Si hoy fuera, no tendría el Bierzo como joya emblemática Las Médulas, esa salvaje explotación a cielo abierto de altísimo impacto medioambiental que trituró montes enteros enlodando ríos durante siglos, cegando arroyos y trillando bosques, además de robarle al río Cabrera el agua de sus neveros del Teleno llevándola por todo lo alto sajando al monte con canales -que después fueron carriles- hasta la mina y trasvasarla finalmente con su «ruina montium» a la cuenca vecina del Sil y al lago de Carucedo, que según algunos se formó precisamente por aquellas colosales avalanchas. Hay que reconocer que Las Médulas es una obra bestial, pero ingeniosa y pasmante, aunque con la legislación actual no solo les sería imposible conseguir licencia de explotación, sino que las multas y condenas por los destrozos ocasionados obligarían a sus dueños a restituir o restaurar la majestad de esos montes panzones. Los de la Memoria Prehistórica deberían considerar esto y plantear un plan para que esos montes de Las Médulas vuelvan a ser los que fueron antes de la fechoría integrándolos otra vez en su paisaje vecino. Las obras exigirían grandes inversiones y mucha mano de obra, sin pedir tampoco que sean los veinte mil -entre operarios y esclavos- que llegaron a trabajan en este lugar en tiempos de esplendor. Si los de esa Memoria añaden ahí que eso «regenera el medio» y fija población, el plan cuela, apuéstate algo, que ahora a todo Gobierno le exigen reinventar el agro y se pirrarán por fardar de sensibilidades y equidad haciendo una rebatina de algunos planes para quedar como Dios y disimular un rato la muerte anunciada de tantos pueblos, muerte segura hasta que no vuelvan arados y cayados que fueron durante siglos la única razón de ser, la única, que les mantuvo en pie y hasta creciendo (o abandonándose algunos, que esta epidemia poblacional es vieja). Solo así habrá salida, porque las sirenas del teletrabajo cantan solo para cuatro gatos y lo suyo durará lo que dure el Baile del Virus y se disuelva la orquesta. Así que, hale, tapemos Las Médulas, esa mina ilegal.

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