Diario de León

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N unca, por más antiguo que sea el nefando crimen, dejará de atormentar la paz y la conciencia de una comunidad la muerte de un niño a manos de un pervertido. Las tertulias rugieron estos días hablando del último caso, ese crío riojano que devoró la obsesión enferma de un tarado excarcelado. Y al poco, llegó de Australia la noticia de una niñita raptada en un camping y retenida 18 días en una  casita de muñecas  a 70 kms. Apresaron al autor, pero dejaron libre la imaginación maliciosa de cada cual sobre qué pudo hacerle a esa criatura, rescatada al menos en aparente integridad. El caso conmovió a todo aquel continente, como aquí sigue interesando el conmover aún con lo de Madeleine McCan tanto tiempo después. Morbo sobra.

Pero conviene una mirada al país que nos marca tantas pautas de conducta y consumo, Estados Unidos, paraíso fingido donde una media de 2.100 niños o jóvenes menores de 17 años desaparecieron ¡cada día! en 2020, según el FBI. El 55% fueron jóvenes fugados, un 30% niños secuestrados por familiar o conocido, y el 15% restante fueron abducciones por extraños de niños que se pierden o son abandonados, es decir, 300. Cada día. Cien mil al año. De no creer; escalofría la cifra; y no menos el ruido mediático que lo manosea hurgando en cada detalle y dándole ideas o consejos al tarado. Y añádase un titular de ayer mismo:  Inglaterra registra el año con más violaciones de su historia .

Mal síntoma. Nos lo advertía el Oráculo de Pedrún hace años: Los índices de criminalidad sexual ya no dejarán de subir un disparate... inundáis de sexo cada esquina del vivir... medios o redes os instruyen en los pormenores haciéndolo objeto de consumo y, finalmente, deseo que nunca se sacia y ha de buscar emociones más fuertes donde el abuso o la violencia son afrodisiacos... bien fácil y barato lo vendéis... y añoraréis aquella infancia en la que todo vuestro temor o terror era el Sacamantecas o el Hombre del Saco sin que nunca viérais o supiérais de uno solo, pudiendo jugar en la calle o en el descampado hasta bajar la noche... y lo oscuro.

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