Editorial | Aquel lejano 16-F que llega ahora hasta las urnas por la inacción
En el mundo han cambiado incontables cosas en los dos últimos años. Pero lamentablemente en esta provincia no tanto. Los problemas estructurales de su economía y de su sociedad siguen ahí muy presentes. De aquel 16-F, con las tres históricas manifestaciones en León, Ponferrada y Villablino, sólo se había podido extraer hasta ahora una sensación ingrata de engaño. Las promesas surgidas entonces se fueron diluyendo ahogadas entre el covid y, sobre todo, apagadas con una Mesa por León que no ha servido para nada.
Pero quizá este domingo sí se han recogido los frutos de tanta sensación de abandono y, por qué no decirlo, de tanta indignación. La sociedad dio un toque de atención al elegir las papeletas que introdujo en las urnas. Con los apoyos crecientes a UPL y a Vox, propinando un importante castigo a los dos partidos mayoritarios. PSOE y PP, mantuvieron su dominio, pero experimentaron importantes retrocesos, algunos especialmente simbólicos.
El avance del leonesismo es probablemente el mejor reflejo de esa sensación de abandono por parte de la Junta y del Gobierno que existe en una parte creciente de la sociedad. Si en su día llegó el castigo en forma de votos otorgados a Podemos y a sus movimientos contra la casta, después se hinchó la burbuja de un Ciudadanos que quiso ser el paradigma de la limpieza en la política. Ahora crecen los localismos, el ansiado salto del llamado leonesismo sociológico al leonesismo político, con la duda de hasta qué punto logrará consolidar en poco más de un año las ‘plazas tomadas’, cuando lleguen las elecciones municipales allá por mayo de 2023.
Sindicatos y patronal retoman ahora sus ansias movilizadoras. Durante estos casi dos años se han movido en la permanente amenaza sin tampoco complicarse las cosas. Quizá se pongan por fin manos a la obra para intentar ponerse en cabeza de un movimiento que se exhibió con claridad en las urnas. Probablemente las críticas no se harán esperar. Han permanecido durante mucho tiempo agazapados y ahora se suman a un festín alentado por el pueblo. Parece justo incluir en el reparto de culpas por inacción a todos los que promovieron o alcanzaron un puesto en la Mesa.