Diario de León

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Hubo un tiempo en el que la publicidad en los periódicos se llevaba a las páginas pares y debía pagarse un plus si quería situarse en impares, las páginas que mejor captan la atención del lector y, por tanto, las eminentes y preferidas. Entonces mandaban los anuncios menudos y escaseaba la publicidad grandota y, aún más, la de a toda plana. La queja era que la publicidad en prensa era cara, pero sólo así se hacían valorar los periódicos como soporte ideal proporcionando al anunciante la gala de mostrar en ellos su prosperidad, darse el pisto o tabicar propagandas. Y a quien no le alcanzara la bolsa al verse un día obligado a vender, comprar, ofrecerse o demandar, siempre le quedaban los asequibles y eficaces anuncios por palabras (el regalo de boda de un Luca de Tena a su hija fue una página del ABC de esas con anuncios de letra piojosa y en apretuje; y cada día de su vida le caería a la paisana un talegón de monedas; eso es un padre y no el que le rifan al pueblo). La publicidad, en fin, fue y será el combustible de los medios. Y resignados y agradecidos que nos veamos.

Pero hoy la publicidad todo lo inunda y es a menudo fea, agresiva o barata haciendo añorar al viejo publicista de estilo y gusto. La prensa digital, sobre todo, se convirtió en escaparate de mercancías y la noticia o artículo asoma enterrado o sitiado por publicidad y, siéndoles poco, con dos o tres anuncios incrustados en el texto estrangulando ritmo y lectura, o atorrando además la oreja, pues hay anuncios con sonido que se tarda en averiguar cómo silenciar o simplemente no se puede. Estadios, parques, ropas deportivas, teles, radios, calles de neón... todo es soporte publicitario. El lastimoso hombre-anuncio de antaño es hoy un ciclista famoso, un futbolista, un piloto, que al menos cobra por la publicidad que le tapiza, no como sus fans que llevan sus mismos anuncios pregonándolos gratis a lo idiota. Normal, pues, que la dictadura publicitaria reine hoy en las impares y que la noticia sólo sea su valla; y el medio, un tendedero... publi poblante, publiblá, bla, bla... tracatrá.

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