Diario de León

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Medalla de oro de la ciudad de Madrid. El año pasado se la concedieron a Andrés y este año se la lleva Raúl con tanto o mayor mérito por más veterano en plaza y oficio; Trapiello uno, Del Pozo el otro; cazurro aquel, conquense este, o sea, nada madrileños en su origen, esa única patria del hombre que es la infancia, siempre más matria que patria aun sin ponerle catalejo de género; plumas de fino estilo y estilete las dos, plumas todoterreno que saltan de la alfombra al adoquín sin despuntarse, plumas con precisión fotográfica de ese rompeolas machadiano de las Españas, la Villa; y más madrileños, en fin, que el cheli o las gallinejas y sabiendo del sitio más que el oriundo por no haber dejado los dos de escudriñarle los entresijos a esta ciudad sólo interesada en crecer en torno a cortes o negocios, o sea, buscando sombra, y que nunca será un único Madrid, teniendo razón el que dice los Madriles,  poliédrica palanca  si Unamuno le hubiera escrito unos versos.

Si Andrés confirmó su mérito madrileño de cincuenta años al resumirle la peripecia a esa ciudad, su historia, sus grises y sus galas en un fascinante y enciclopédico cronicón titulado «Madrid» que anda por la 15 edición, la crónica de los días le corresponde a Raúl que ejerce en el rompeolas desde hace sesenta años como periodista, reportero, articulista, comentarista, corresponsal, poeta, novelista, ensayista... y columnista total al que rendí la pluma cuando comencé lo mío en el «Pueblo» donde él nos inspiraba (Raúl del Pozo dixit, nos decíamos y animábamos), el que más mereció heredar la columna de Umbral en  El Mundo  con su  ruido de la calle  entre los cien convocados a llorarle o meritar sobre aquella tumba de papel y tinta en la que aún laten ecos del gran Paco, don Francisco ya, un casi Goya con su lapicero. Así que para esa medalla le sobra mucho mérito a un Raúl que puede vestir y desnudar a la ciudad tras verla en todas las posturas o ropones y, sobre todo, en los secretos de sus noches, tan gariteras. Ay, Madrid, ¿qué sería de ti si la provincia vecina o la lejana no te preñaran?

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