Diario de León

Creado:

Actualizado:

Al abrevadero de los chismes va el rebaño nacional como manada a la pación porque el asunto saltó del cuché braguetil al telediario y va justo detrás de las últimas noticias de la guerra de Ucrania. Hasta los editorialistas abrevan ahí. Y aquí no menos, porque en ese pilón está con su cántaro la marquesa Tamara (por lo Falcó) y gran duquesa Ratapijoski (por lo Rosa) derramando leche agria de Venus, lágrima seca de virgen de palo y comulgando tocinillo de cielo entre jaculatorias y suspiros... ingenua, pero no inocente, feliz en su falsete y borrando pucheritos por no ser lo elegante en que le instruye su mamá, tan industriosa ella en anillos nupciales. Porque Tamara, esa nena cuarentera, también es una industria y sólo así se explica el ruido. Saca ella, sacan todos y sólo el novio mete... la pata. ¿Y quién no saca entrada en esta caseta del pimpampún con pelotazo al bote y al monigote?...

La comedia tiene libreto flácido y estrambote tieso, tiene famosos en el cadalso de las burlas, enredos de maledicentas y cotorronas, y le sobra interés e intriga para que con ese amorío tontuelo el vulgo se evada de lo putas que las está pasando o del catacroc energético que se le tumba encima; pero ¿quién dijo crisis y recesión habiendo Tamaras ricuelas que se hacen adorables excitando compasión solidaria de género y chismorreo degenerado de tienda, pelu o barra?... Sin embargo, espero con ansiedad la risa corrosiva que necesita esta opereta bufa y que deberían brindarnos los padres del novio repudiado (que tanto pierde además en este negocio) cuando les pidan dar su explicación a esta ruptura y contesten «nada, una verdadera desgracia; la novia, que nos salió cornuda». Porque necesitamos reírnos aplazando el llorar que está a la vuelta... y complacernos en las desgracias de las superdivinas de la muerte que aparentan felicísimas... o escarbar en la basura de los famosos a los que de algún modo envidiamos por sus guapuras o por sus lujos... y rogarle a Dios que no fulmine a esta caterva de tontis, guapis, inútilis y superpijis que tanto nos divierten.

tracking