Diario de León

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Hubo un tiempo en el que el cine que venía había que adelantarse a verlo en los vídeos musicales y los anuncios de compresas. En esa cantera se promocionó Bayona, quien dio muestras de ser capaz de Lo imposible al convencer a Camela de que Cuando zarpa el amor quedaba mejor ambientada en un western que en la barca de una feria. Pero fue Isabel Coixet quien se pasó el video juego cuando, tras sus primeras películas exitosas, terminó de consagrarse con un spot de Evax en el que se preguntaba «a qué huelen las nubes». Sí, seguro que se acuerdan: ese que iba precedido y rematado por un coro que bisbiseaba sumsum, sumsum,/ sumsum, sumsum . El relato, en el que se sublima la nada, se instaló en el ideario colectivo para inspirar creaciones que hicieron fortuna en El Bulli y que, en la política de esta comunidad, elevó a lo más alto el entonces presidente de la Junta Juan Vicente Herrera con el invento del Diálogo Social. Sumsum, sumsum / sumsum, sumsum .

El negocio lo acaba de desmontar Vox, cuyo valía pasa por aplicar la política de barra de bar en las Cortes y cuyo peligro, también. La formación de ultraderecha ha pegado la patada al caldero con la retirada de los 20 millones que se repartían los sindicatos autonómicos UGT y CC OO y la patronal para trapichear con los cursos de formación, autofinanciar sus chiringuitos y engordar los sueldos de sus dirigentes, mientras en la calle se asentaba la miseria laboral. El Diálogo Social, con el que la Junta ha comprado durante más de 20 años el silencio sindical desde Valladolid y ahogado los atisbos de resistencia de los díscolos provinciales, levanta la voz ahora. No lo hizo cuando se socavaban los servicios públicos, se incentivaba la precariedad y se acomodaba la estrategia de la centralización como modelo de subdesarrollo. La desacreditación de los agentes les incapacita incluso para apostillar las estupideces del consejero voxeador de Industria, Comercio y Empleo, Mariano Veganzones, quien se despachó con el análisis de que «no faltan trabajadores, faltan ganas de trabajar». Sólo habría que preguntarle si esos empleos de los que habla, que tanto abundan y que tan bien remunerados resultan, los querría para su familia.

En este escenario acierta más la evolución que Evax dio a su anuncio con una señora de rojo que asaltaba a una niña: «Buenas, tú no me conoces. Soy tu menstruación». «Ah, la regla», le respondía la chavala. Como para oler nubes andamos.

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