Diario de León

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Ni vi el partido de la selección, ni pienso ver los siguientes. Es mi forma de mostrar el rechazo al Mundial de Catar, donde todo se intenta exculpar en nombre del olimpo del dinero. Mi rechazo no es a los equipos, sino a la organización, a quienes lo han hecho posible. «Hombre, Aguirre, el fútbol es uno de los grandes inventos de la Humanidad, todos los países rivalizan por haber sido ellos los inventores del balón…», se me dirá. Sí, eso dicen en otros planetas. Pero para lo que a mí me indigna carece de importancia si lo inventó Tutankagol, Goliat o Goldfinger, pues mi oposición es al empleo del deporte para blanquear dictaduras homófobas y machistas. Tampoco iría —por ejemplo— a un acto que sirviese para financiar a Trump, Putin o Maduro, o a cualquier otro preboste del extremismo político. También en esto no ha de ser no. En mi casa son muy futboleros y me cuesta renunciar al jolgorio de vivir desde nuestro sofá un Mundial, pero valoro aún más mis convicciones. Puedo pasar sin hacer la ola a mi selección, aunque la desee la victoria. Ya no entro en mi camiseta del Mundial de 2010, pero aún no trago con todo. Respeto a quienes han tomado otras decisiones. Simplemente, quiero jugar limpio.

Nuestro periódico también está de celebración, María Jesús Muñiz ha sido premiada por Aletic por su divulgación sobre las nuevas tecnologías. Nos conocemos desde la redacción de Lucas de Tuy, puedo certificar que es ejemplo de dicho jugar limpio, en el periodismo y en la vida. Felicidades, amiga, lo tuyo es logro basado en valía, tesón y recta conducta. Un referente.

Esto del puntapié es casi tan viejo como el mundo. Por cierto, no es por ser monotema, pero en la segunda entrega del Quijote , la de 1615, en el capítulo LXX, la pelmaza Altisidora describe al caballero andante y al escudero un extravagante partido de fútbol entre diablillos, que ha visto en las puertas del infierno, en el que la pelota la han sustituido por malos libros, entre ellos el Quijote apócrifo, de Avellaneda. Ah, la vida. A veces, ganas; a veces, pierdes. Pero si te quieres mirar al espejo y sostenerte la mirada has de jugar limpio, por aquellos valores que tus mayores te inculcaron. Todo lo demás es golearse en propia.

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