Diario de León

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APedro Sánchez le vendría muy bien un baño de realidad. Alejarse de la gente es el error más frecuente de los mandatarios que viven dentro de una burbuja donde todos a su alrededor dicen lo que ellos quieren escuchar. El presidente ha logrado enfadar a la mayor parte de los españoles con su rácano paquete anticrisis. Si creía poder pertrecharse en sus últimas medidas, ha pinchado en hueso. Las conversaciones de las familias reunidas estos días alrededor de la mesa para celebrar la Navidad han girado sobre el malestar por el fin de la bonificación a la gasolina y la tomadura de pelo que supone la rebaja del IVA de la cesta de la compra dejando fuera la carne y el pescado.

Mientras, copan las noticias los avisos del FMI sobre una recesión global, la subida del desempleo por encima del 13% o el hachazo del euríbor al poder adquisitivo de los españoles en medio del brote inflacionista. El panorama en ciernes no es halagüeño para el Gobierno. Y, lógicamente, las dudas internas del PSOE crecen. «Con las cosas de comer nunca debe jugarse», admiten en privado dirigentes territoriales socialistas, que certifican abiertamente la impresión de que «La Moncloa vive en su nube». Los barones aprietan los dientes y empiezan a hacer la guerra por su cuenta. El regreso tras las fiestas promete ser ajetreado para el núcleo duro socialista.

Difícilmente le van a funcionar ya a Sánchez sus mantras propagandísticos ante la situación económica y social del país. Las clases medias hacen sus cuentas y, con su dificultad para llegar a fin de mes, no hay argumentario oficial capaz de convencerlas de que viven en el mejor de los mundos. Hay más incógnitas que certezas. Muchos miedos. Así afronta la olvidada mayoría social este 2023. Ahí se desangra el enésimo relato del Gabinete de que «no deja a nadie atrás». Los hogares se han empobrecido y el fantasioso cuento monclovita sobre la recuperación a lomos de los fondos europeos se desquebraja, agrandando más el desgaste de Sánchez por su falta de credibilidad.

Ojo, que ya hay voces en la periferia de sus propias filas que ponen en duda que deba ser él quien afronte como candidato las elecciones generales. No existe, al menos por ahora, un clamor interno. Pero esa percepción se relaciona con que los sondeos están lejos de la anunciada remontada. Al contrario. La debacle en las municipales y autonómicas del 28 de mayo se da por descontada. Se palpa que Sánchez puede acabar convertido en un juguete roto.

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