Diario de León

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¿Ha sido la sexta moción de censura una oportunidad para que Pedro Sánchez venda su Gobierno? Desde luego, sus larguísimas intervenciones han ido encaminadas a publicitar la agenda de avances sociales desplegada por una coalición que proclama volcarse con la mayor parte de la ciudadanía. Visto así, podría decirse que Vox le ha puesto un balón botando al presidente para que remate a gol.

Eso sí, escuchar al líder socialista muestra su incapacidad para salirse del guión. Habla como si el españolito de a pie viviese en el mejor de los mundos. Todo es grandilocuente en él. Palabras mayores. Pero entonces, si España es el «País de las Maravillas», ¿cómo es que en La Moncloa se hacen cruces cada día a cuenta de la pérdida de credibilidad de Sánchez?

El panorama canta. Hay un deterioro en la vida de las familias, con una inflación insoportable, fuertes subidas de las hipotecas, y una pérdida contante y sonante del poder adquisitivo de los salarios.

¿Piensan de verdad en la sala de máquinas socialista que «su» presidente será capaz de revalidar mandato con discursos triunfalistas, cuando sus paquetes anticrisis quedan sobrepasados al instante de recibir el visto bueno del Consejo de Ministros? Basta prestar atención en las reuniones familiares para constatar que están cargadas de pesimismo y desasosiego ante el empeoramiento de su bienestar, cuya gravedad y duración están todavía por ver.

De ese horizonte, Sánchez y su núcleo duro no quieren darse por enterados. Pero la gente corriente, las clases medias, no son capaces de llegar a fin de mes. Y no hablemos ya de las personas vulnerables, cuya solución pasa por conseguir alguna ayuda social, y que por la errática gestión de las administraciones públicas sufren demoras de meses que son un tormento.

La situación irresponsable de este Gabinete les lleva a defender eso de que «aquí no pasa nada». Veremos si pasa el 28M. Es natural que cada día se escuche más a los cuadros intermedios del Gobierno hablar de la preocupación que se apodera de los despachos oficiales. «Muchos son conscientes del suelo que pisan, pero La Moncloa impone el paso» y ha decretado que medidas como la limitada bajada del IVA están funcionando. Escuchado el discurso de Sánchez en esta primera jornada de la astracanada tamamista, propiciada por la ensoñación de Santiago Abascal, sólo llego a una conclusión: tenemos un presidente aficionado a insultar la inteligencia. Es decir, a los españoles nos toma por tontos.

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