Pecado capital

Castilla y León sí tiene capital. Es una realidad inapelable a la que es inútil poner pegas. Es evidente que Valladolid lo concentra todo. Probablemente el gran error es mantenerse en esa especie de pugna quijotesca dando la espalda a la evidencia. Sólo hay que repasar el listado de sedes o los balances de cualquier tipo, para percibir que al resto les han tocado migajas. Quizá haya una factura que pasar al resto de territorios por su ‘complicidad’.

Núñez Feijóo conoce bien León. Residió un puñado de años en un internado de la carretera de Asturias. La duda es cuál fue el nivel del hipotético desatino al decir que la capital pucelana manda en la autonomía. ¿Un desliz, un error por desconocimiento o un buen ejercicio de su adn gallego, que le lleva a decir lo apropiado allá donde más interesa? ¿O no?

Parece evidente que, hoy por hoy, tiene mucha más relevancia para los dos grandes partidos la victoria electoral en esa ciudad frente a la batalla de León. Da más vida en el telediario. Aquí están las habas contadas. Todo pasará, presumiblemente, por quién será capaz de pactar con los leonesistas y en qué condiciones. Aquí no hay cara a cara arañando voto a voto.

Y está por ver qué aportará la pugna localista a las urnas. En España, a medida que se han polarizado las cosas, los trasvases de votos entre facciones se han minimizado. Es cuestión de ir a votar o dormir un poco más. O de escorarse hacia los nuevos o seguir fiel a los de siempre. Ni corruptelas, ni neoetarras. La gente vota con la pinza en la nariz, para tragar lo que sea sin dejar de insultar al de enfrente.

Por eso, con este panorama, resultó tan atronador hace un año el triunfo leonesista en las autonómicas. Está por ver cuál será el nivel de continuidad. Es compleja la quiniela con esta coyuntura política marcado más por el pan y circo romano, o los toros y el fútbol de Franco... aunque ahí parece que la memoria oficialista también se había escrito con renglones torcidos.

¿De verdad alguien cree que el PP de Torres o el PSOE de Diez aceptarán alguna vez cambiar el mapa? Quizá en el éxito de Valladolid tiene parte de culpa el haber vivido durante tanto tiempo embelesados en sueños que tienen más de enroque... o de pena capital que condena a la muerte lenta. Seguir un mismo camino sólo lleva al mismo destino. Las mociones, como las mesas por León, nos vienen por oleadas. Y todas con idéntico éxito.