Diario de León

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El pasado día 17 de mayo se ha celebrado el Día Mundial del Reciclaje, una buena oportunidad para recordar la importancia por dar una segunda oportunidad a las cosas que ya no necesitamos para hacer que ruede eso de lo que tanto se habla y que es la economía circular.

Este es uno de los pocos gestos con los que de manera individual podemos hacer frente al calentamiento global y por lo tanto frenar el alarmante cambio climático que ahora más que nunca salta a los titulares de las grandes catástrofes que se suceden por todo el mundo, como es el caso de las inundaciones en Italia, o sin ir más lejos, la sequía que azota todo el país, y que ahora se verá afectada por las tormentas torrenciales que se anuncian desde ya en el sur de España.

Es la importancia de inculcar a toda la sociedad las llamadas cuatro erres, que consisten en reducir, reutilizar, reciclar y recuperar. Esta es una práctica que todos debemos realizar y fomentar como hábito para reducir los niveles de contaminación y tener un medio ambiente más limpio.

Es importante que desde los colegios, y sobre todo desde los hogares, inculquemos a nuestros hijos e hijas la necesidad de pensar antes de tirar, de buscar si podemos dar una oportunidad a ese objeto que tenemos en las manos y que a priori no nos sirve para nada, y de darle el destino que corresponde a través del contenedor azul, el amarillo, el gris o el verde.

Hubiera sido una buena oportunidad para poner en marcha esta teoría y llevarla a la práctica el pasado sábado en Municipalia, esa competición organizada por el Ayuntamiento de León en Papalaguinda en la que todos los colegios de la ciudad miden sus habilidades deportivas en distintas disciplinas y comparten una bonita jornada de convivencia. Como premio para todos los participantes, el Ayuntamientos les obsequió con un refresco de lata, que venía muy bien para reponer fuerzas. La pega es que no había ni un solo contenedor amarillo para que todos esos embases, que eran muchos, tuvieran el destino adecuado para ser reciclados, de forma que en las pocas papeleras disponibles convivían todo tipo de residuos sin ningún tipo de clasificación. Es una pena no aprovechar estos encuentros tan positivos para el deporte y la convivencia para inculcar el reciclaje entre los más pequeños.

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