El disco rayado de la glorieta de Trobajo

Con más de 30 años a la espalda escribiendo en este periódico, a uno le ha tocado cruzar Trobajo en dirección a La Virgen —donde estuvo la sede del Diario durante tres décadas— como unos cuantos miles de veces. Incluido ese cruce de acceso hacia la N-120 que genera un singular peligro cada domingo al colapsarse por los semáforos, dejando coches sobre la doble calzada que desciende de La Virgen frente a la gasolinera. Tras tanto tiempo, dudo si fue antes mi paso frecuente por allí o el primer anuncio de que se haría una glorieta. Sí, esa a la que se la ha dado otra vuelta estos días.

Los gabinetes de prensa de las instituciones han hecho norma de su vida diaria aquella fórmula con la que se intentó combatir la crisis de 2007. A golpe de Plan E, que cada día se divulgaba cual partido con minuto y resultado de cada obra. Una fórmula hoy totalmente extendida y que se palpa a poco que se sigan los medios de comunicación, con esa sensación diaria de déjà vu. Bombo y platillo para cada trámite, con el aderezo de que todo es novedoso, cuando lo único que se ha aplicado es un golpe más al tambor para maquillar el tema. El corta y pega de los gabinetes nos castiga con un mismo asunto hasta la saciedad, por cierto, con un beneplácito de muchos medios de comunicación, liderados por ese mundo digital en el que todo se intenta hacer novedoso.

Recordaba lo de la glorieta de Trobajo escuchando lo ocurrido con la pederastia de la Iglesia católica. Tras años y años de esfuerzos hercúleos para aflorar casos, resulta que han sido documentados exactamente 445. Procedentes de más de 70 años. Terrible, con tragedias personales imperdonables e inolvidables. Pero curiosamente ese listado no es de condenas ni pruebas. Es de acusaciones. Incluso, por ejemplo en León —con cuatro casos—, uno de ellos lo focaliza el informe del Defensor del Pueblo en una localidad del Órbigo, y sobre éste la Justicia ya decretó hace tiempo su archivo al no sostenerse.

Dar vueltas y vueltas marea. Hace perder la perspectiva. En el Vaticano, esta semana, no se había citado a los obispos españoles para darles un tirón de orejas. Eso era lo soñado, no la razón de la reunión con el Papa.

Por eso, como tantas obras públicas y anuncios políticos, da la sensación de que al final todo esto tiene mucho de juego de la glorieta. De darle otra vuelta al asunto para que parezca nuevo. Y así seguimos con el disco rayado...