Diario de León

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Que hay quienes desean ver al papa Francisco colgado de los pies recordando al san Pedro crucificado boca abajo es algo demasiado evidente. Y ruidoso. ¿Qué imprecaciones no habrá escupido el cardenal Ángelo Becciu, anterior asesor financiero, condenado a cinco años y medio de cárcel e inhabilitación perpetua por estafa, malversación y coacción a testigos?; y con él, otros diez que estaban en la bendita pomada de una corrupción vaticana que no se ha corregido ni desde aquella denuncia evangélica de Lutero que puso a Roma con las vergüenzas coram pópuli dejando patente la simonía, nepotismos y el incesante negocio de bulas o reliquias que consagraban su santa podredumbre. Aquella denuncia llevó a su redil protestante a la mitad de la parroquia católica.

Malos vientos soplan hoy en la nuca de este vicario de Cristo en la Tierra. Viejas estructuras del poder eclesial se resienten; cardenales como virreyes se conjuran; ven peligrosos cambios en una secular empresa blanca donde tanto dinero es negro (¿tributan a Hacienda limosnas, tasas o donaciones?). El oro lleva siglos bañando retablos o coronando imágenes y sigue levantando hoy altares secretos en la trastienda de dogmas y conciencias.

Mucho peor lo tendrá ahora tras firmar una Declaración su Congregación para la Doctrina de la Fe otorgando bendición eclesial a las parejas homosexuales, civiles o de hecho en un abrirse a lo que Francisco llama «periferias sociales, culturales y geográficas», sin que ello signifique rituales de boda, “ni siquiera con las vestimentas, gestos o palabras propias de un matrimonio”, cuya idea heterosexual sigue manteniendo intacta la Iglesia (esa bendición deberá consistir en una oración breve y espontánea, indica).  Éramos pocos y parió el abuelo , dirá ahora la carcundia anatematizando a un papa tildado de comunista y transgresor (el episcopado español trinó). Pero no podrán olvidar, para su desdicha, el mandato de Cristo que todo papa hereda de san Pedro:  Lo que ates en la Tierra quedará atado en el Cielo . Y ahí va un nudo.

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