Editorial | San Marcos debe volver a la agenda política

Es realmente peligroso dar por bueno lo que no deja de ser una anormalidad. Quizá por eso, la sociedad leonesa, sus instituciones y sus representantes políticos no deben olvidar la situación del Hostal de San Marcos. El que fuera uno de los establecimientos más emblemáticos de la red de Paradores sufre unas limitaciones y una precariedad que perjudican gravemente a la ciudad y a toda la provincia. La existencia de un establecimiento de lujo, con suficientes habitaciones y estancias, es un valor fundamental para conseguir atraer turismo y eventos de todo tipo. Pero la cruda realidad es que después de la primera fase ya abierta, que cercenó una gran parte de las instalaciones que no llegaron a reconstruirse, transcurre el tiempo —y también las promesas incumplidas— sin que se haga realidad la imprescindible segunda fase. Han pasado ya hasta cuatro presidentes por el ente Paradores en los últimos seis años. Y no se ha avanzado nada de nada.