Diario de León

Fuera de juego Carlos Frá

Trincheras en la w’s

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Este martes, día 12, se cumplieron 35 años de la creación de la World Wide Web, cuna de lo que hoy llamamos internet, aunque los expertos dicen que no son términos equiparables.

El mundo ha vivido quizá una revolución más intensa —y especialmente más rápida y global— que la generada por otros inventos o descubrimientos como la rueda, la escritura, el fuego...

Sus efectos están presentes en todo, absolutamente en todo. El ser humano ya no es el mismo. Y ahí caben las dudas sobre qué está pasando y qué se avecina.

La conocida afirmación de que viajar palía muchas cosas plantea aquí interrogantes. Para empezar es fácil que esa frase de «viajar cura...» anime a la autocomplacencia. A que continúe de muy diversas maneras, pero que se limite, eso sí, a ajustar cuentas con quien desprecie esas ideas que son tan mías que las siento como incuestionables.

Y ahí puede estar la gran duda. La irrupción en 1989 de ese nuevo mundo cibernético sugiere que nos empuja a todo lo contrario, a intentar cerrar puertas y levantar muros. Al ‘proteccionismo’. Lo opuesto a lo esperado. Al levantar la gorra digital parece que al ser humano le han entrado ganas de cavar más profundas sus trincheras. Si alguien duda de este planteamiento no tiene más que escuchar en su entorno cómo se han hecho fuertes, precisamente, los más intolerantes. Si la www pensaba que iba a romper fronteras la tendencia ha sido la inversa. Nada como contemplar el auge de los ultras, nunca previsible después de las tragedias que dejaron unos y otros en el siglo XX. En cada proceso electoral se detecta un incremento de esos que no quieren hacerse un hueco en el tablero, y directamente apuestan por darle una patada. Y no hace falta irse al éxito de los extremismos en Estados Unidos o en Centroamérica. Acaba de ocurrir en Portugal, en muchos países europeos, o hace unos días en Galicia, con unos ultras, como segunda fuerza, que ponen en solfa la Democracia, la libertad y los Derechos de todos.

El ser humano tiene la cobardía en su ADN y eso le incita a atrincherarse. Lo peor es que la tentación totalitaria también ha llegado para quedarse, incluida España, a los partidos homologables. Mejor echarse al monte y vender el alma al diablo que dar aire al rival. Hay quien dice que es la herencia del 11-M. Y de esa nueva política ideada por una generación que rompió a puntapiés todo.

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