Diario de León
Publicado por
GARCÍA TRAPIELLO

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M uere de pie el árbol si antes no vino el hacha a tronzarlo desde sus zapatos dejándolos allí como tocón. Morir de pie es lo natural. Lo demás es arboricidio, legítimo a veces, insensato a menudo. Pero al final siempre acaba tumbado el árbol, vencido de bruces sobre el suelo invitando al hongo y la bacteria a que hagan de su madera nutrición para el manto de tierra donde llama a herederos. Ni el arbolón gigante se libra de acostarse después de prolongar en pie su muerte un buen tiempo como hizo el Negrillón de Boñar, que solamente roído por lo podre se dejó vencer.

Me envía Santiago Castelao, vigía villafranquino del alma forestal berciana, una foto con el cadáver tumbado de un coloso singular, el enorme castaño que llamaron Regañón , vencido ya, cansado sin duda de mantener en pie su enorme tonelaje cuando ya la raíz dijo basta pudriéndole el vivir, que fue bien largo, ponle siete siglos o más. Descomunal ejemplar, doce metros de perímetro y a casi cuarenta su alto minarete, grandiosa arboladura. En realidad eran dos arbolones, dos, en su base siameses, una catedral vegetal de dos imponentes torres echando una carrera por conquistar altura con su tronco tortuoso y engurruñado en volutas barrigonas simulando nubes que llaman de formación, invitando al musgo para adornar su corteza con jirones de camiseta verde y renovando vástagos a lo largo de su talla. ¿Cuántas toneladas de castañas fue dando su vivir?... ¿y qué desmedida población de tallas y fantasías no escondió su maderamen si hubiera entrado ahí a tallarlas Domingo el de Cantexeira?... Para tributarle un responso dándole su viático a la memoria perpetua, Domingo y Santiago se fueron a Ruidelamas , cerquita de Balboa, lugar hoy despoblado y abandonado que el monte viene devorando y ocultando bajo tupida colcha de árbol y maleza zarcera donde ese colosal castañón se avecindó diciendo ahora su adiós con un último beso a la tierra que lo nutrió. Y tuvo que ser un beso con estrépito como si quisiera enterrarse de golpe en ella y fecundarla.

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