Diario de León
Eduardo Aguirre

AL TRASLUZ
Eduardo Aguirre

Lo humano es perder

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Tras ser derrotado, Carlos Alcaraz rompía furioso su raqueta, de tres golpes contra el suelo. Ya ha pedido perdón: al suelo, a la raqueta y a los aficionados. Por mi parte, está perdonado. Le admiro igual si pierde. Si le quitas diez años a Carlitos te sale un niño que disfruta con Bob Esponja; si se lo quitas a Lamine Yamal, tienes a una criatura que se chupa el dedo. ¿Cuándo han aprendido a ser genios?, ¿entre biberón y biberón? No han tenido vida para practicarlo. En cambio, uno todavía duda dónde queda el signo de arroba en el teclado. No, no me salen las cuentas en el proceso de maduración de estos prodigios del deporte, salvo explicándolo en el enchufe celestial; allá arriba nunca han sido muy equitativos con los repartos. En fin, ¿qué hizo Alain Delon para ser guapo? Serlo porque sí carece de mérito; al menos, Belmondo tuvo que aplastarse la nariz. Aunque para los gustos se hicieron los colores, el actor francés con el que hubiese naufragado en una isla desierta fue Louis de Funés; en mi adolescencia lo incorporé a mi repertorio de imitaciones. «¿Y así ligó mucho?», me preguntará mi lectora centenaria, siempre cáustica. De derrota en derrota… hasta la victoria final, que es la que cuenta.

«Soy mucho más guapo que Kamala Harris», ha asegurado Trump en un mitin sobre la economía del país; como gag electoral fue malo, además de falso, pero lo preocupante es que él hablaba totalmente en serio. Ojalá tenga otra estrepitosa y humillante derrota en las próximas elecciones. Para estar entrenado cuando le llegue la rabieta, le sugiero que vaya rompiendo palos de gol contra la fachada de su torre.

Todo señala que Maduro ha perdido las elecciones. No es que la noche le confunda, como a Dinio, lo suyo es anhelo de poder absoluto y para siempre. Sugiero que el dictador se exilie en la torre Trump, y que se lleve consigo a Puigdemont; con otro malo ya pueden jugar al mus; tal como está el panorama nacional y el internacional, hay tropa como para organizar un campeonato. «Soy humano, mi actitud no fue correcta», ha reconocido con nobleza Alcaraz. Al bueno todo le sirve. Además, perder tiene su encanto, si no se abusa. James Bond siempre gana, por ello envidia a Anacleto. Ah, la vida.

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