Uno de aquí
Ser leonés y apellidarse De León es capicúa heráldico, pero a esto no cabe llamarlo azar sino destino. Ha fallecido recientemente en Madrid nuestro paisano Andrés de León, prestigioso ingeniero agrónomo, hijo de don Julián, quien fue presidente de la Caja de Ahorros, de aquella que aún podíamos llamar leonesa. Andrés estaba casado con Olga Roa, prima carnal de mi mujer. Las ciudades pequeñas propician familias donde no existe férrea división entre parientes próximos y lejanos, pues todos son uno —incluidos los incorporados y las incorporadas— e independientemente de la posterior dispersión a otras ciudades o países. En la comida familiar anual, sentarte al lado de Andrés conllevaba que el cocido te supiese aún más rico, pues era de conversación muy amena, hoy le hubiera pedido que me explicase el cambio climático y la gestión de las catástrofes naturales. Su formación era científica; su biblioteca, la de un humanista por libre. Funcionario del ministerio de Agricultura, fue —entre otros altos cargos— subdirector de la Oficina de Variedades Vegetales, especialista en fitotecnia y zootecnia. Sus colegas le llamaban «Profesor» y los de su colegio mayor le apodaron «Pasti», por los pastizales. Quien mantiene a sus amigos de juventud es de fiar. Y es que en él la excelencia profesional y la personal iban unidas; los mejores son siempre generosos con sus conocimientos, a la vez que humildes. Ha muerto a los 80 años de edad, los últimos con Alzheimer. Los enfermos olvidan, pero ellos son inolvidables mientras el corazón de los suyos tenga memoria, como la tendrá siempre el de Leonor, la hija de ambos.
El mundo se vuelve cada vez más hostil, también parte de la sociedad española. Nuestros hijos y nietos tendrán que enfrentarse a duras pruebas… y ganarlas. Quitémonos el sombrero ante quienes con su humanidad nos hacen mejor la vida, como lo hizo él.
Familia es palabra muy bella, pero no son la sangre y los apellidos los que crean los lazos que más importan, sino el corazón. Andrés, con tu apellido ¿de dónde podrías haber sido sino de aquí? Olvidaste un poco… pero, sí… tú eras y serás inolvidable. Gracias por todo. Descansas ya en paz, en los pastizales celestes. Eras un caballero leonés.