Oportunidad y oportunismo

No es lo mismo oportunidad y oportunismo, como se certifica, una vez más, durante esta Copa Mundial de Fútbol de Catar, en que lo deportivo parece quedar relegado a un segundo plano, por otras razones. No sé si se está perdiendo una oportunidad de clarificar algunos asuntos y decisiones unilaterales que van en todas las direcciones y con arrogancia catarí o, por el contrario, algunos, con afirmaciones que rozan el esperpento, aprovechan el momento oportuno e hipócrita para hacer caja, que todo les parece poco.

Es verdad que se vocea desde ámbitos muy dispares la necesidad de poner en evidencia las carencias de un régimen que, además, marca pautas de intransigencia en el propio desarrollo del Mundial mediante limitaciones informativas, amenazas directas a quienes sobrepasen sus líneas marcadas o intervengan en las pautas de las conductas de los seguidores que llegan de visita como aficionados al país árabe y asiático, en un marco de notables restricciones. Allá cada cual con sus propias decisiones.

Lo molesto del asunto, a mi entender, son los amagos de gestos, de gestitos más bien, que llegan desde las organizaciones deportivas implicadas en el evento deportivo internacional, sometidas más bien al imperio de la Fifa. Su señor presidente, Giovanni Vicenzo Infantino, más conocido por el apellido, con un morro que se lo pisa, acusa de hipocresía a Occidente, posiblemente con alguna razón si no viniera de quien viene. Detrás de esta postura se esconde la amenaza a quien pretenda escapar a sus propios esquemas. La Fifa se convierte así en su propio monopolio de reyezuelo caprichoso y tirano que cultiva un semillero en que parece crecer la planta que trenza reinos que huelen a mafias y dineros frescos y generosos y sospechas de corrupción. En un momento histórico en que el mayor límite de la libertad parece llegar desde la autocensura –hay un miedo irracional a las respuestas y posturas generadas sin control y desde el anonimato-, Infantino se despacha con unas declaraciones e identificaciones –gay, inmigrante…- que lo convierten en el protagonista más polémico. Hasta la sumisión. Las cifras de la pasta posiblemente sean la razón que justifique la encendida defensa del régimen catarí. Solo parece entender lo del oportunismo y sus secuelas. Y es que a veces el silencio es un buen remedio. Algunos prefieren abrazarse incluso con las farolas.