Diario de León

Editorial | Una crisis sin respuestas que pone en evidencia a un Gobierno sin capacidad

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La comparecencia de anoche del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, vino a decir lo evidente, pero dejó una vez más sin respuesta las grandes dudas sobre lo trascendental. La desescalada del confinamiento comenzará en una semana si no hay sobresaltos sanitarios, no podía ser de otra forma; y sobre la desescalada económica habrá que esperar al martes. Quizá entonces comiencen a conocerse las propuestas del Ejecutivo para poner en marcha un país paralizado, si es que existen. España sangra por la salud y por la economía, pero sufre por la incertidumbre. Por la confusión permanente en este mes y medio de confinamiento y cierre de negocios, por los descalabros con los que se ha intentado comunicar lo que se estaba haciendo, por los muchos errores cometidos en todos los ámbitos.

El Gobierno de la coalición PSOE-Podemos no ha logrado solucionar ni uno solo de los problemas planteados en esta crisis

Porque al final los más de 40 días de cuarentena y parón dejan como saldo un aluvión de medidas y decretos que habrá que ver qué resultados generan al final en la práctica, pero sobre todo una larga lista de despropósitos. El Gobierno de la coalición PSOE-Podemos no ha conseguido solucionar ni uno solo de los problemas que tiene pendientes en el ámbito sanitario, el que se ha puesto, lógicamente, por encima del resto de las necesidades del país. Si en otros ámbitos los tropiezos pueden ser discutibles, en este son inexcusables.

España es el país con más sanitarios contagiados en todo el mundo, y la denuncia de los colectivos afectados, desde el primer día, de que no contaban con material de protección adecuado puede que se resuelva judicialmente en los próximos meses, pero nunca podrá justificar el sufrimiento, la exposición, la enfermedad y las muertes que los profesionales han sufrido por haber atendido a los enfermos sin el equipamiento necesario.

Los equipos de protección no sólo llegaron tarde, sino que en buena parte eran defectuosos. Siguen saliendo a la luz partidas de productos que se pagaron a precio de oro y no ofrecían garantía alguna. Tampoco muchos de los test que parece que no llegarán nunca al conjunto de la población, con lo que es imposible saber cuál es la incidencia real de la pandemia, ni por tanto controlar su comportamiento futuro. Ni siquiera el recuento de enfermos y fallecidos es fiable.

Sánchez apela una y otra vez a la unidad. Pero no puede escudar la actuación del Gobierno que dirige en la situación de emergencia. Va llegando el tiempo de exigir responsabilidades.

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