Consenso, la palabra de la reforma
No dejo de sorprenderme con las reacciones de los sindicatos ante la reforma laboral. Hace ya dos meses, el gobierno de Mariano Rajoy dejo clara su intención de llevar a cabo un cambio en la normativa de empleo a fin de reducir las crecientes cuotas de paro, abriendo una continua guerra, en la que ambas parten tiran la pelota al tejado del otro, con intención de lavarse las manos y no ceder ni un ápice de sus pretensiones iniciales. Ante la total falta de acuerdos entre patronal y sindicatos, ahora parece sorprender que tal reforma se lleve a cabo por decreto y sin consenso. ¿De verdad alguien confía a estas alturas en tal beneplácito bipartito? Escuchando a los señores Toxo y Méndez, cualquiera pondría en en duda que la reforma laboral la ha escrito la patronal, en comandita con el gobierno para pisar a la clase obrera. No más lejos de la verdad. Asistimos a una época de crisis, en la que los sindicatos han dejado de defender a los trabajadores para salvar su propio trasero, anquilosándose en el inmovilismo ideológico, sin ceñirse a la realidad y sin ganas reales de consenso social.