Hasta Bembibre, D. Delio

En la historia de un pueblo, siempre hay lugar y tiempo para despedidas. Hay gente que viene y se va. Hay gente que viene y que cuesta dejar marchar, y cuesta porque se aprende a valorar su oficio y su persona. Y es que, afortunadamente, hay profesionales que hacen algo más que "cumplir", el reloj no les apremia, son profesionales con humanidad, exigentes pero cordiales; competentes pero humildes. Se molestan por atender, por entender. Acuden a las llamadas o simplemente se ofrecen aunque no sean llamados. Desgraciadamente, para Lillo llegó ese lugar y ese tiempo en el que hay que despedir, en este caso a D. Delio Vázquez Mallada, nuestro médico de familia (vocación esencial, pocas veces reconocida). Desde este pueblo te deseamos que sigas ofreciendo tu oficio allá donde has decidido ir y que seas por ello tan estimado como lo eres aquí.