Diario de León
Publicado por
León

Creado:

Actualizado:

Ya en 2001 Marc Prensky acuñó los términos "nativo digital" e "inmigrante digital". Los nativos digitales u "homo sapiens digital" serían aquellos nacidos a partir de 1980, que han crecido con una tecnología digital bastante desarrollada y disponible. Los "inmigrantes digitales", el resto, que como buenamente hemos podido, nos hemos adaptado a las nuevas herramientas, aunque sigamos siendo amantes del vinilo, los libros en papel y el reloj de cuco. El nativo digital te presenta al Secretario de Estado de Comercio por Facebook; ¿Que hay que llenar una chocolatada de las juventudes del PP? Sin problema, en un par de "copiapegas" en unos grupos de whatsapp, solucionado. Y además se presenta allí en un coche de lujo con conductor que ha alquilado a precio de risa desde una "App" en el móvil. Realmente es Sapiens, por que ha aprendido a usar las TIC para lo que son; para informarse a fondo y para comunicarse con eficacia. Mientras el homo sapiens se echa unas risas con chistes guarros por whatsapp, y no entiende cómo va Twitter, el nativo digital se aprende los currículos y el organigrama del Estado en su web, y expande a los cuatro vientos su marca personal, "selfies" incluidos, en las redes sociales. Las teorías sobre la desaparición de los Neandertales apuntan que el Homo Sapiens, superaba a aquél en capacidad de innovación tecnológica, en capacidad asociativa y comunicativa, así como en el aprovechamiento eficiente de los recursos. ¿Puede ser que el talludito Homo Sapiens, inmigrante digital... no sepa utilizar bien las nuevas herramientas? Los whatsapp no se los lleva el viento, y los emails tampoco. Una vez enviados, ya no hay vuelta atrás. Y sino que se lo digan a los cuarentones García-Legaz o Urdangarín. Pero el nativo digital sabe que en esta Era, todo queda registrado y guardará copias de seguridad para utilizarlas como pruebas y protegerse del incauto Homo Sapiens, que cuando se de cuenta, ya será demasiado tarde. Lo grave de toda esta trama es que pone en evidencia el modus operandi de muchas instituciones del Estado, ancladas en el pasado y en una meritocracia casposa. La tecnología digital no solo nos proporciona herramientas más evolucionadas, sino que también modifica nuestro entorno ampliándolo a escala global. Nos da acceso a personas, instituciones y recursos antes inimaginables. ¿No va siendo hora de que también la política utilice estas nuevas herramientas y evolucione hacia modelos más transparentes, comunicativos, y que aprovechen mejor los recursos para todos los ciudadanos del país? Miguel Iglesias, Gijón.

tracking