Editorial | Desempleo: entre la dura realidad y la consolidación de la tendencia alcista

Que León lidere en julio la caída del paro (1.947 desempleados menos, -5,87%) en Castilla y León es una lectura engañosa de la realidad laboral de la provincia, que tiene una perspectiva más realista en que la contratación interanual cayese un 32% como consecuencia de la pérdida de 4.996 empleos. Es cierto que parece visiblemente mejor que hace un mes por el incremento de los nuevos contratos (3.504) y de afiliaciones a la Seguridad Social (2.683), aunque todavía no compensan la pérdida acumulada de 4.724 inscritos y de 3.509 desocupados más que hace justamente un año. Pero no debe olvidarse en ningún caso que la cifra de leoneses sin empleo todavía asciende a 31.223 y esa sí que es la foto fija de una situación laboral todavía muy dolorosa.

A nivel nacional, los registros laborales de julio se comportan mejor de lo esperado, con 161.000 afiliados más a la Seguridad Social respecto a junio y una caída del paro registrado de 89.849 personas (3,77 millones de desocupados). Es el mayor descenso del desempleo en un mes de julio desde 1997. Las cifras vienen a demostrar, sin dejarse arrastrar por el optimismo pero tampoco cayendo en el pesimismo, que con el final del estado de alarma, y gracias al repunte de los indicadores más adelantados de la actividad, julio cierra con la consolidación de la tendencia alcista. La aparición de rebrotes no parece mermar la actividad y, como consecuencia de ello, la creación de empleo y la destrucción del mismo apuntan hacia una recuperación progresiva del mercado laboral. Porque además la reducción en el número de perceptores totales de prestaciones desde el mes de mayo indica que este descenso continuará en los próximos meses, a medida que se incorporen a la actividad los ocupados afectados por los Erte.

A pesar del repunte también en León de la ocupación, lo cierto es que queda mucho que avanzar tras la pérdida de esos 4.724 cotizantes en un año, casi el 3%. Para recuperar el empleo y evitar una recesión económica peligrosa urge acelerar el crecimiento sostenible y la competitividad favoreciendo la innovación, el emprendimiento y el crecimiento de las empresas. Pero también impulsar la inversión tecnológica y la digitalización, apostar por la sostenibilidad, reforzar el valor añadido de la industria, desarrollar un nuevo modelo de turismo y modernizar la distribución y logística.