Editorial | Fracaso político y diplomático
La oportunidad perdida ayer por León era de las que merecen la pena. La ciudad y la provincia aspiran a conseguir nuevos impulsos que les faciliten un futuro mejor. Y el Centro Europeo de Ciberseguridad habría sido un motor de primer nivel en sí mismo y por sus potencialidades como dinamizador y como imán para atraer más iniciativas y proyectos.
Pero la cumbre europea limitó a dos los votos conseguidos por España, lo que debe interpretarse como un fracaso sin paliativos tanto en lo político como en lo económico. Los socios comunitarios dieron ayer la espalda a las dos candidaturas presentadas para conseguir centros europeos, uno para Barcelona y otro para León.
Cabe una lectura general sobre el daño que puede estar generando en el contexto europeo la existencia en España de un Gobierno en el que junto a un partido como el PSOE —que representa una corriente normalizada en las democracias consolidadas—, existe un socio marcado por un populismo y unos planes cuestionados desde demasiados frentes como es Unidas-Podemos. El trabajo político y el diplomático para captar apoyos en el seno de la Unión Europea ha fallado, y esto es posible también extrapolarlo para preguntarse si desde León y desde la Comunidad autónoma se ha trabajado de manera suficiente y en la dirección apropiada para animar al Gobierno central a movilizar todos los recursos necesarios para que una candidatura leonesa pudiese llegar a buen puerto.
Bucarest se llevó ayer este centro que se creará cargado de potencialidades y en el que los ciudadanos leoneses habían puesto muchas ilusiones, como se podía comprobar en las últimas jornadas en todo tipo de foros y tertulias. Más allá de la crítica y de la queja parece importante aprovechar para reformular en el futuro las formas de captar proyectos.
Parece que ha faltado compromiso, ganas, capacidad de movilizar apoyos y conseguir presionar en Madrid y Bruselas. La historia de la provincia ofrece casos de esfuerzos para conseguir asuntos, como en el caso de la minería o los centros universitarios en el Bierzo, en los que cuando hubo unidad y ganas se logró mucho. Quizá en temas como la Plataforma de Torneros o el tan necesario Corredor Atlántico sería bueno reformular las cosas y aparcar las batallas políticas para trabajar en unidad.