Editorial | El obligado camino hacia una atención sanitaria digna

El desarrollo de la pandemia se está convirtiendo en un túnel de largo recorrido y de final incierto pero el enquistamiento de esta situación no puede ser óbice para dilatar la toma de decisiones sobre el problema estructural de la sanidad pública. La consejera de Sanidad, Verónica Casado, repasó en su comparecencia de ayer en las Cortes las recomendaciones de los expertos para abordar soluciones ante los desafíos más urgentes de la atención sanitaria, como son la falta de médicos y enfermeros —que se agravará en un futuro próximo con las jubilaciones—, la dispersión geográfica y el envejecimiento de la población. No se puede dar la espalda a la necesidad de acometer una reforma integral en el sistema sanitario pero esto no puede favorecer que se pierda de vista que todos y cada uno de los ciudadanos tienen derecho a una asistencia sanitaria digna. Administrar con eficacia y eficiencia los recursos disponibles e intentar reforzarlos haciendo los esfuerzos necesarios requiere un conocimiento profundo del sistema sanitario por lo que recabar el consejo de los expertos es la mejor baza que puede jugar esta administración. A la vista de lo ocurrido en esta pandemia, cuyas consecuencias han pagado muchos pacientes de otras patologías, es necesario afrontar un reestructuración profunda de la atención primaria urbana y rural, sin menoscabo de una por la otra, y facilitar el acceso de los ciudadanos a la asistencia presencial cuando sea necesaria. Estamos ante un momento crítico en el que hay que demostrar altura de miras para alcanzar un consenso político sin precedentes, aparcando intereses partidarios e individualismos estrella.