Diario de León

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Doblar esquinas es más propio de forzudos que de magos, pero a poco ya que doblemos aparecerá —ale hop— el XIX Festival Internacional León Vive la Magia. Vuelve, a partir del día 28 y hasta el 1 de enero. Tres hurras por este logro del entretenimiento inteligente y sensible, pergeñado desde León. Se lo debemos a una pareja de grandes magos, Juan Mayoral y Huang Zheng, residentes en el Barrio Húmedo. Él se encarga de la dirección artística y ella de la escénica; no como Jekyll y Hide, que pasaba consulta uno y la cobraban los dos. Nuestros magos, además de ser pareja profesional, comparten el sofá. La rima sonora ya les predestinaba, pues se conocieron en Bangladesh y tienen un hijo leonés. Tampoco es casual que una de las ofertas del Festival sea la “magia poética”. Afirma don Juan; “Yo haría desaparecer a todas las personas que no hacen felices a quienes tienen al lado”. Es decir, que los mandaría al fondo de su chistera, que en términos inmobiliarios es un camarote de los Marx. Tampoco me parece tan mal lugar para mandarlos: allí dentro, hay palomas y pañuelos de colores, cartas de póquer, conejos, la enciclopedia Espasa … mucho peor es el Triángulo de las Bermudas, aunque estén más holgados. Una pancarta al comienzo de la calle Ancha ya anuncia que León vuelve a ser tierra de merlines y de merlinas. O sea, Camelot. Sean bienvenidos.

Juan y Huang están tan compenetrados que sus nombres solo se diferencian en dos letras, juntos hasta en el teclado. La magia es truco y trampa, espejismo y “mira, una vaca volando”, pero nunca tima, pues su resultado es verdad. Por algo a Woody Allen le encanta. A veces, esto de ser juglar de columnas también tiene algo de ilusionismo, estás escribiendo en jocoso y —ale hop— te sacas una lágrima de la manga. O al revés.

El programa viene repleto de grandes figuras. 70 magos y 500 actividades por la Comunidad. Me dicen que la alemana Kathin Weinbeisee nos dejará boquiabiertos. Habrá funciones en escenarios, en las calles y en plazas… pero también en hospitales y en residencias de ancianos, incluso un espectáculo podrá ser disfrutado por invidentes. Magia y milagro, en armonioso diálogo. En efecto, todo será truco y a la vez verdad maravillosa.

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