Diario de León

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Cada lector tiene sus columnistas preferidos o preferidas. Lo entiendo, también uno tiene lectores- lectoras preferidos o preferidas. Entre ellos está Miguel Martín-Granizo, quien a sus 92 años acaba de ser homenajeado por la cofradía Dulce Nombre de Jesús, de la que es abad honorario. Tiene Miguel una singularidad muy entrañable para mí: me llama a casa cuando una columna le ha gustado, y suelen llegarle más aquellas que llevan dentro una reflexión religiosa. Es hombre de fe y -como excelente arquitecto- percibe dónde están los pilares de un texto, sin necesidad de que le muestres el plano. La suya es cristiana necesidad de felicitar. A veces, los españoles somos excesivamente cicateros en mostrar que algo nos ha gustado, como si por hacerlo quedaras obligado a regalar por el cumpleaños o has mostrado una debilidad. Miguel no es así y siempre me conmueven sus llamadas. Aportar algo al lector, aunque sea mero entretenimiento fugaz, sigue siendo una de las motivaciones de este juglar de columnas. Quienes opinamos en los periódicos necesitamos lectores de referencia, pues a menudo te sientes perdido en esta sociedad a la deriva y de tan presente inquietante. Si a Miguel le ha gustado, me digo, quizá la columna sea buena pues él lo es. Le felicito por el reconocimiento recibido de su cofradía, de la que es hermano desde 1940. Los Martín- Granizo llevan la semana santa leonesa en sus corazones

Miguel conoce a mi mujer desde que era una cría. Ahora, aquel ser angelical que él conoció es abuela y le gusta leer novela negra. “¡Qué gran profesional se perdió la Mafia!”, suspiro en casa. Ayer me confesó, sin necesidad de llamar al FBI, que está ya algo saturada de asesinatos, secuestro, juicios y corrupción policial, elementos propios del género. Bastante hay ya en los de la realidad como para seguir con la ficción. La he recomendado que pruebe con el terror, los hombres lobos solo muerden cuando hay luna llena.

Ojalá nuestros hijos y nietos se crucen en sus vidas con personas como Miguel. Y que sean llamados por ellas. Por cierto, su hermana Isaura cumple hoy 107 años. Ah los genes. Los dedos de las manos no me dan para contabilizar a todos los Martín-Granizo por los que siento afecto.

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