Diario de León

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Con lo que hoy te cuesta la luz podrías comprarte un monte para perderte en él y en esa soledad primitiva ponerte a idear escapes a la servidumbre de las eléctricas que se comportan, ya lo ves estos días, con la impunidad de quien tiene patente de corso de la Corona, corsarios que se decía y corsarios se dice. Tú y los demás somos su océano, su impunidad de aguas internacionales.

Así que tienes que idear escapes, buscar fuentes, chacho, porque hoy te has sorprendido viéndote repetir la obsesión de tus mayores cuando eras crío: ir apagando luces por la casa limando el recibo. Tu padre en los 50 era un apagacirios irritable; una estancia vacía y encendida le enfurecía, y si te pillaba a las tantas leyendo o zoquete, sacaba la corneta al pasillo tocando a generala: ¡esa luuuzzz!... o ¡apaga la luz, zampatortas!... o ¡cierre usted la luz!, decía aquel fraile del colegio esperando yo que añadiera ¡y apague la puerta! En los 40 fue peor, aun siendo bombillas de poco watio alumbrando no más que un velón; ni siquiera un farolillo tenían tantas calles de la ciudad; y en muchos pueblos ni las soñaban, sus noches eran ciegas. Quien lo vivió, escarmentó, como  Miguel Cordero del Campillo , de quien siendo decano o rector se burlaba un bedel romo al verle cada día por su facultad apagando toda luz innecesaria (fiscalidad intachable la de Cordero, no conocí otra igual, lo del común le era dios); y le creía un loco maniático aquel gicho en mandilón como si a la universidad no le costara nada la corriente por tenerla gratis del Estado; bedel que se llevaba también a su casa papel higiénico, folios, bolis, carpetas y hasta grapadoras, costumbre que acabó haciendo ley, «evangélica compensación oculta» lo llamaba.

En fin, al volver del monte de idear salidas verás que hoy las noches de la España urbana empiezan con música centrifugada de lavadoras acogidas a tarifa nocturna. Malo. Entonces recordarás el molino-fábrica de luz que tu abuelo tuvo en el pueblo, luz propia, ¡esa es la luz! Empéñate en resucitarlo y otro gallo de pelea cantará a los del recibo.

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