Diario de León

Creado:

Actualizado:

Agáchate, pordiós, humilla tu alegre desparpajo colorao, que no te vean descollando ahí arriba en la cresta de esa muralla desdentada, no hagas alardes por más que sea una bella heroicidad botánica tu florercer insolente en sólo una fisura entre morrillos de aridez inhóspita cuando lo propio de tu familia es ir ensangrentando trigales por ahí o pocesionar por los linderos a los que no alcanza el herbicida. Tas loca, querida amapola, disimula.

Y no es por no darme un alegrón infinito verte cada primavera reconquistando tu cuna en lo alto de esa Cerca Medieval que enfaja a Barahona y Puerta Moneda. Ahí te vi hace años ya y crecía a tu lado algo aún más insólito, una resistente mata de lirios de pura copla: « lirios moraos, lirios moraos, paresen tus ojera d’haber llorao en silensio la pena d’argún pecao ». Aquellos lirios los mandaron al tacho, pero el pecao quedó ahí y sobre él vuelves a brotar en tu bendita terquedad. Gracias mil. Pero verás: la cosa es que la crestería de esa muralla de canto rodado fue agraciada en su día con el Plan E de Zapatero que aquí y en toda España rifó obra graciosa o innecesaria en una desesperada rebatina que pretendió a lo bobo frenar el brutal castañazo de la gran crisis de 2008. A las Cercas Medievales le atizaron la codiciable cifra de 419.694 euros para fijar su ruina, lo que un albañil y un labrantín del alfoz hubieran resuelto por 15.000 siendo generosos; pero la empresa adjudicataria (la que farda de mimar el patrimonio leonés, oh casualidad) le echó cuento, operarios, aparatos, gente de corbata con casco y lentitud para justificar tanto leñazo en la factura, arrasando el viejo tapín que alguien con criterio elemental le puso de albarda al muro contra inclemencias y para fijar piedra; y echaron finalmente abrasivos y química para cegar cualquier futura vegetación muraria, que sólo un año después ya estaba de vuelta, a los dos años era pradera y hoy bosquete. O sea, no sirvió de nada lo gastado, al contrario, el gran daño salta a la vista. Así que agáchate, amapola, que no te vean; capaces son de urgir otra morterada para repetir su simpática estafita.

tracking