Diario de León

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El Instituto Nacional de Estadística ha aguado con los últimos datos del padrón continuo la puesta de largo del nuevo gobierno de Castilla y León. Mientras en el conjunto de España repunta ligeramente el censo, esta comunidad autónoma vuelve a encabezar la pérdida de habitantes, contabilizando 13.075 menos en el pasado año.

Después de 13 años consecutivos perdiendo población, se diría que estamos a punto de tomarnos esta incesante sangría demográfica (más de 193.000 habitantes perdidos durante dicho periodo) como algo tan inevitable como los accidentes de tráfico. Basta con ver la indolente reacción del presidente de la Junta, que sigue limitándose a situar la pelota en el tejado del gobierno central y de la Unión Europea.

Tras la revuelta de la España Vaciada, el reto demográfico parecía haberse abierto paso en la agenda política, pero se ha ido comprobando que eso no fue más que un espejismo alentado por el éxito electoral de Teruel Existe. Sin ir más lejos, en la pasada campaña electoral del 13-F nadie osó discutir que el mayor problema de Castilla y León era su desplome demográfico. No se podía negar la evidencia. Aparte de ser la comunidad más castigada por el fenómeno, su especial virulencia sobre la franja oeste de su territorio, singularmente las provincias de León y Zamora, se traduce en unos insostenibles desequilibrios territoriales internos que, amén de reflejar un manifiesto fracaso político, ponen en cuestión la utilidad del propio modelo autonómico.

Pero atrás quedó el trance electoral y la cuestión no aparece entre las prioridades del nuevo gobierno de Fernández Mañueco, que ha antepuesto determinadas fijaciones ideológicas de Vox al problema más lacerante de Castilla y León.

Pese a su éxito en las urnas, Soria ¡Ya! no ha sido atendida en su reclamación de una Ley autonómica frente la Despoblación, un instrumento del que ya se dotó el pasado año la comunidad de Castilla La Mancha. Nada quieren saber tampoco PP y Vox sobre la descentralización propuesta por la Unión del Pueblo Leonés. El Proyecto de Ley de Dinamización Demográfica promovido a última hora por el malogrado gobierno PP-C´s ha pasado asimismo a beneficio de inventario. Y para colmo se deslizan recelos sobre la inmigración extranjera, sin la cual el desplome sería aún mayor.

En el programa del nuevo gobierno no aparece Ley, Plan o Programa específico alguno que aborde globalmente el problema, tampoco la recuperación del Plan de Convergencia Interior, y, por supuesto, ninguna oferta pacto de comunidad. Todo lo más nuevas y viejas inconexas, algunas de ellas incluidas en el llamado Plan Anticrisis, que equivalen a utilizar tiritas para contener una hemorragia que nos desangra.

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