Videocabreados

V aya por delante mi envidia sana por ese espíritu rousseauniano que conserva el nuevo presidente de la gestora de IU en Ponferrada, Santiago Ordóñez, quien debuta proclamando que el hombre es bueno por naturaleza para criticar la implantación de una red de videovigilancia alienadora que tutelará el tráfico e intentará frenar el vandalismo en la capital berciana. Yo he devenido más hobbessiano , aunque sin llegar a ese fundamentalismo de que el hombre es un lobo para el hombre. Es el poso de haber leído El Padrino a los diez años y de dos décadas de escepticismo periodístico. Tal vez Ordóñez sea el adalid de un respetable puñado de ponferradinos. Pero creo que deben ser una minoría. Porque desde hace una semana no he visto que transiten más ciudadanos por las principales vías de la ciudad cohibidos bajo la atenta mirada del Gran Hermano policial; tocados con sombrero a lo Humphrey o con la cabeza sumida entre la niebla y los picos del cuello de la gabardina.

En cambio, al presidente de la gestora de IU y a su mojigato sentido de lo políticamente correcto les puedo presentar a algún miembro de la brigada municipal de obras harto de reponer cada lunes una docena de señales de tráfico, tronchadas por algún bulldog con piernas; a algún autónomo al que cierto artista le ha «firmado» su camioneta recién rotulada por importe de 6.000 euros en daños, o a los chicos del botellón realizando sus «ofrendas» a los pies del castillo de los Templarios. Si tiene tiempo incluso puede allegarse este fin de semana a mi comunidad de vecinos para colaborar en la limpieza de las pintadas que desde la tarde de Halloween adornan las entreplantas del primero al séptimo.

Tal vez así se convenza de que las cámaras pueden resultar un elemento disuasorio adicional frente a tanto descerebrado suelto. Aunque me temo que no resultarán una solución definitiva. La pena es que no se hubiera instalado alguna en el castro meduliano de Borrenes donde algún «bendito» tiñó de rojo con un espray, piedra a piedra, la parte del muro que había sido restaurada más recientemente. Si tanta confianza deposita en esta tropa ilustrada debería exhibirla también respecto a quienes controlarán el buen uso las cámaras. Yo seré coherente y no pondré la mano en el fuego ni por los controladores ni por su jefes. Pero me parecen un mal menor.