Diario de León
Publicado por
CÉSAR CHAMORRO
León

Creado:

Actualizado:

Las prórrogas en los partidos deportivos sólo sirven para alargar la agonía del perdedor. La gracia está en que en esas competiciones no se sabe quién es el perdedor hasta el final, después de lo cual la amargura por perder se acrecienta por el esfuerzo innecesario y el tiempo transcurrido para nada. Pero hay otras prórrogas en las que ya se sabe el perdedor de antemano. El carbón, nuestro carbón, nuestros mineros, son perdedores de antemano. Juegan con las cartas marcadas por los tahúres de la UE que no aceptan a nadie que no gane, y la minería de León, como no gana, perderá la prórroga. Sólo un improbable, casi imposible, milagro tecnológico o de los mercados que hiciera al carbón una fuente energética rentable permitiría cambiar el rumbo del destino, crónica de un cierre anunciado.

Así las cosas, pensar en la prórroga hasta el año 14 o el 20 permitirá nóminas subvencionadas pero no permitirá futuro. Si yo tuviera 20, 30 ó 40 años -algo que me cuesta ya recordar, aunque por lógica sí debí tenerlos- y fuera minero, sentiría un escalofrío laboral cada vez que llegara el momento de cobrar y empezara un nuevo mes: uno menos para el final. Si, por el contrario, fuera gobernante -algo que tampoco recuerdo, pero eso sí que es por la falta total de costumbre- mi obsesión sería planificar con todo detalle un sistema de reconversión real desde hoy. Para ello pelearía por conseguir fondos no sólo para nóminas para hoy y hambre para mañana, sino para unir a personal con espíritu empresarial, a las instituciones, a profesionales de nuestra Universidad, de Económicas, Derecho, Veterinaria, Tecnología de Alimentos, Ingenierías, etc. y ya me la estaría jugando con industrias de cecina, castañas, vino, biocombustibles, pimientos, madera o qué se yo. Y estaría formando a los mineros mientras siguen trabajando para reconvertirles a ellos y a su futuro del negro del carbón a un color un poco más claro. Y trataría de invadir el mundo vendiendo lo que se pudiera. Cualquier cosa menos seguir jugando indolentes una prórroga que sé que voy a perder. Mañana será tarde. Y no habrá prórrogas, ni futuro. Ya lo dijo Galbraith, un economista amigo de Kennedy: si no piensas en tu porvenir, no lo tendrás.

tracking