Diario de León
León

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L a política se ha convertido en eso. Puro espectáculo. Lo mismo aparece José Blanco en La Noria que Carmen de Mairena se presenta a las elecciones catalanas. El contexto es idéntico: un escenario en el que la infantilización del mensaje equipara a los ciudadanos por abajo. Lo importante es el impacto, que se hable, que se conozca, como si la transmisión de los valores de un proyecto fuera análoga a la venta de un colchón viscolástico. Habrá tiempo para disfrutar con las ocurrencias. A poco que empiece el año y la cuesta de enero deje despeñados otros cuantos miles de empleos por el desfiladero de febrero, se llenarán las calles de personajes con sonrisa bordada en el careto y ganas de ser amigo suyo. Algunos no han querido siquiera esperar. Al alcalde se le ha ocurrido plantar una cabina en medio de la ciudad, que irá barrio por barrio, e invitar a los vecinos a que entren para darles las gracias. Miren todo lo que han hecho, por si no lo sabían, sin mayor esfuerzo, todo deglutido, sin huesos ni espinas, listo para el consumo: cruces que desaparecen, palacios que se levantan, trenes que se esconden y un fondo musical en el que Fernández busca en el karaoke a Rosendo para cantarles «Prometo estarte agradecido». Un esfuerzo en el que el regidor socialista pugna por volver a ganar esa cercanía que es su fuerza política; el arma que arrojó contra Amilivia con aquella sorna en la que le advertía de que, aunque sacara el sillón de la Alcaldía a la plaza de San Marcelo, no conseguiría llegar más al ciudadano. Ahí anda.

Se apunta al baile José María Rodríguez de Francisco. Con menos pelos y más blancos, anuncia que llevará por la ciudad la «Caravana de la verdad y la esperanza». Una furgoneta en la que visitará los barrios para estar con los ciudadanos, para decirles lo desagradecidos que han sido los socialistas con sus votos, para expandir su mesianismo pleno de bajadas de impuestos, como en aquellas elecciones de Caja España en las que recompensaba el voto de los compromisarios con un reloj de pulsera. Habrá más cuando la UPL eche a rodar su autobús, cuando el PP acabe el casting en el que se debate entre un baladista que no tape a Carrasco o un solista con orquesta sinfónica, cuando Santiago Ordóñez desgaste del todo las suelas de sus zapatos llenos de polvo de IU... El espectáculo debe continuar. No piensen mucho y compren al que mejor se venda.

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