Diario de León
León

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La brillante idea de George Lakoff que da título a su libro No pienses en un elefante - mitad consejo, mitad ensayo- duerme en las mesitas de noche de los prebostes de la dolce vita, los que esconden hasta junio el todoterreno de setenta mil euros en los garajes no vaya a ser que el electorado proletario y arruinado confunda el voto en el bosque de la ostentación; el aserto de Lakoff, trasunto americano de la versión leonesa del musín que se esconde del humo mientras aviva el fuego, viene a avisar a la res política del riesgo que corre al discutir con el adversario en su lenguaje; un pecado mortal que implica desenvolverse dentro de un marco impropio, en tierra ajena. Lakoff da consignas: decir la verdad no funciona; enmárcala.

La primera lección de supervivencia extraída del pulso entre demócratas y republicanos en torno a los pasillos de acceso a la Casa Blanca no era del dominio de Cecilio Vallejo en aquella expedición a París para visitar a su colega Dominique, con cenas de gañote en los restaurantes en los que solía merendar chocolate D-™Artagnan. Dominique Perrault, ganador entonces del concurso de ideas para dar contenido con un palacio de congresos al erial de la azucarera, al desierto que domina el oeste de la ciudad, y al que la embajada leonesa llevaba el encargo de poner aristas de oro y platino y firma de autor al edificio que iba a ser la sede de Agelco, aventura empresarial que atiende por sociedad en quiebra en los juzgados de lo Mercantil. Para que vean los súbditos del dios de la certeza que la sucesión de retahílas de la nada no es producto exclusivo del zapaterismo tardío. Perrault era en noviembre del 2006 una quimera para León; y si no hubiera sido por el bombo y platillo que acompañó a esa comisión mixta de políticos y empresarios al Sena, el viaje no habría tenido más trascendencia que la propia de una visita a los jardines de Versalles y una cena en casa de un pariente exiliado en la posguerra.

Al PP le sobraban verdades con el arquitecto de alto estanding, pero le faltaba marco para empaquetarlo. Al contrario, quienes ahora tienen el sartén por el mango andan holgados de marcos para encuadrar a Perrault, único bastión político que sigue en pie entre las ruinas del folleto electoral; resulta atrevido creer que la verdad acompaña al mismo nivel. Traicionar la confianza: más allá de la mentira. Todo León, desde 2006, cabe en Lakoff.

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