Diario de León
León

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A unque Francisco Fernández tiene más imagen de pianista que toca entretenido mientras silban las balas que de sheriff, pese a que Isabel Carrasco sólo estaría a gusto en el papel si le dieran la opción de que el cancán fuera de leopardo, nadie librará a León de que las próximas elecciones se conviertan en una película del oeste. Un guión que han empezado a escribir los socialistas, ante la falta de presentación oficial del candidato por parte del PP, que se empeña en extender el suspense cuando todo el mundo sabe que al final el asesino es el mayordomo.

La primera escena la ha escrito el alcalde. Con los pulgares metidos en las trabillas de los vaqueros y la pelvis hacia delante ha salido al centro del pueblo a retar a la dirigente del PP. Que se atreva, que tenga valentía política para ser la número uno de la lista, ha subrayado sin mucha necesidad de que le insistieran. Diálogo de testosterona en el que pretende esconder que le da miedo que haya un hombre nuevo en la ciudad para disputarle la plaza.

El recurso es tan viejo como la primera orilla del río. Ningún perro ladra antes de que presienta que le van a entrar en casa. La estrategia pasa por cargar la importancia de la trama en los protagonistas, que convierten el fondo en tramoya.

Muestra de que Fernández es un buen alumno de Zapatero, quien en las últimas elecciones generales no necesitó hacer una defensa de su primera legislatura, sino que trasladó el debate al primer plano para que Rajoy se definiera a sí mismo. La política no es postura, sino pose.

La segunda baza con la que juega el candidato socialista es meter el duelo en el callejón de la simpatía. Hacer que la gente prescinda de los criterios políticos para someter su voto a la elección de con quién se iría a tomar unas cañas. Algo sencillo para el alcalde del PSOE, seguro como está de que Carrasco nunca fue premio naranja y que él todavía es capaz de sacar una sonrisa a los vecinos que convenció de que todas las barras de pan iban a ser bollos preñaos. Pese a que la presidenta del PP no aceptará el desafío, la campaña electoral no se moverá de este bucle. Aunque la chapa del PP lleve el nombre de Emilio Gutiérrez será Fernández contra Carrasco, agarrados al diálogo de La última bala : «No te excites demasiado. Durante un tiempo vamos a necesitarnos».

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