Baby boom rural

U n equipo de científicos japoneses acaba de descubrir en los ratones el modo de crear espermatozoides de laboratorio, lo que permitiría acabar con la infertilidad masculina. La divulgación de la investigación aparece publicada por la revista Nature , avalada por las declaraciones del jovial doctor Agawa, de la Universidad de Yokohama, y coincide con la difusión local de un extraño acontecimiento en el campo de la fertilidad en el municipio berciano de Balboa. Por las aldeas de este pequeño municipio, símbolo del éxodo del mundo rural durante la últimas décadas, pululan milagrosamente una decena de mujeres embarazadas, lo que viene a representar prácticamente el 2,5% de su población total.

Al Ayuntamiento de Balboa se le ha ocurrido que a este inédito baby boom en el Oeste del Bierzo contribuyen los 300 euros del cheque bebé que los concejales de la Corporación firman con la supresión de las asignaciones por asistencia a los plenos -”algo milagroso también en sí mismo tratándose de políticos-”. Pero yo soy mucho más escéptico. Con los tiempos que corren no creo que por 300 euros nadie se atreva a dar el paso de traer a este mundo un ingeniero alemán en potencia a riesgo de que se quede en un parado español y esté chupando de la teta en casa hasta los sesenta. Quiero pensar en el peor de los casos que han fallado en cadena los medios anticonceptivos, y en el mejor que tal y como está el mundo, entre las flores, las pallozas y el aire fresco de Balboa, de Villafeile, de Ruitelán, o acaso de Barjelas o de Herrerías, planea una especie de Woodstock viágrico y mental que invita a esta explosión líbido-natalicia.

Elucubraríamos con la hipótesis de que las diez embarazadas fueran el fruto de la carnal Noche de San Juan que en Balboa adquiere una de sus máximas expresiones comarcales. Pero no cuadran las cuentas. Tampoco existen noticias de la existencia de un apagón como los que en 1965 o en 1977 dieron a luz a los prototípicos baby boom de la costa de California o de la Gran Manzana, en medio de crisis como la contemporánea. Claro que pensándolo bien, habrá que retornar a Balboa dentro de 9 meses, porque qué mayor apagón orbital que cinco millones de parados, el tsunami, el pánico nuclear o las guerras de Libia y Costa de Marfil. Podría ser un caso a estudiar por los científicos ratoneros de Yokohama.