Escuela de música

Si, como dice Georg Lukács, el despilfarro, esa flor negra de lo opulencia, nos empequeñece al cortarnos la hierba bajo los pies, los recortes nos cortan directamente los pies. En efecto discurren tiempos duros por ese sinsentido general que llamamos economía, tiempos que tratan de contagiar cierta dosis de sinsentido a la vida, y uno de los asideros importantes de los que dispone el ser humano para mejorarlo todo es la cultura.

Sin embargo a nivel municipal el ejercicio de la política se ha bipolarizado tanto que parece haberse convertido en una oscilación entre el despilfarro y el recorte. Han pasado, como los trenes grises de los poemas de Gaspar Moisés Gómez, los tiempos del despilfarro y ahora estamos de lleno en los tiempos del recorte (del recorte enemigo de lo fino, del recorte con tijeras de podar, para ser más exactos).

Pero la política, al decidir qué recortar y qué no recortar, ha de tener en cuenta que el estrés social y la esencialidad mental que nos embarga a causa de estos tiempos saca a relucir la parte de fiera que llevamos dentro. Y es papel de las instituciones favorecer la convivencia humanizada y no la paulatina salvajización. Por eso, a la hora de recortar, sepan que es un clamor en la calle la opinión de que podemos prescindir de dietas, protocolos, asesores políticos, duplicidad de cargos, gastos en fastos, comisiones y demás familia, pero no es justo ni sabio empezar a recortar por la cultura y la educación porque eso nos devuelve a la Edad de Piedra (acaso lo más exportable que tiene León, por lo que más se nos conoce fuera y nos da peso y relevancia, sea por nuestros creadores de cultura). En verdad vivimos tiempos en los que necesitamos políticos de raza que, sin improvisación ni superficialidad, sepan ver en dónde estaba el despilfarro para reconducirlo sin cargarse a la vez lo esencial.

En este sentido el Ayuntamiento de León, tijera de podar en una mano y presupuesto en la otra, acaba de anunciar un ERE para su Escuela de Música. Esta noticia nos ha hecho recordar que la música amansa a las fieras, dice el dicho redicho, y como está visto que las fieras somos todos, una Escuela de Música es una escuela de vida. Y siempre he pensado que la gente que sabe música, como la que sabe griego, lleva dentro algo especial.

La Escuela Municipal de Música de León es la pulpa de ciertos grupos magníficos de música clásica como el emocionante hasta el llanto Cuarteto Pallarés, o la embriagadora hasta el estrépito formación de jazz Swing Combo, por citar sólo dos. Asimismo es formación, entretenimiento, y una necesaria máquina de añadir vida a la vida para que seamos algo más que trabajadores y consumidores… Señor que maneja las tijeras: como dice el poeta, no nos recorte lo que nos da un respiro en medio del duro bregar.