Una decisión arbitraria que debe retirarse

La crisis acecha, es verdad. Las administraciones cada vez tienen las arcas más vacías y se ven obligadas a adelgazar los presupuestos sea como sea. Eso también es cierto. Pero un gestor, en el ejercicio de su gestión, no debe crear agravios entre semejantes, porque entonces estará demostrando que no es merecedor del puesto que ocupa.

Eso es precisamente lo que está haciendo el consejero de Economía, Tomás Villanueva, en su política de gestión de los parques tecnológicos de la Comunidad: favorecer con sus decisiones a uno frente al otro. En estos momentos, Castilla y León cuenta con dos recintos tecnológico: el de Boecillo, en Valladolid, y el de León, porque el de Burgos aún está en fase de desarrollo y su final es cuando menos incierto, pero todos ellos están incluidos en la Sociedad Parques Tecnológicos, dependiente de la Consejería de Economía, que ahora decide quitar la seguridad al de León, pero mantenerla en el de Valladolid.

La razón que se esgrime desde la Consejería de Tomás Villanueva para dejar de pagar los 20.000 euros al año que supone el gasto en seguridad es, parece ser, porque en Boecillo las empresas costean parte de ese servicio. Eso será así, pero es que aquí, en León, ni siquiera se les ha dado esa opción y, además, Villanueva debería tener presente que el número de industrias asentadas en Boecillo cuadruplica las que en estos momentos se ubican en el Parque Tecnológico de Armunia.

Pero es que esta decisión viene a sumarse al completo abandono en el que se encuentra el complejo tecnológico leonés, donde los hierbajos crecen por doquier en las parcelas vacías, tanto que ya se extienden por las aceras. Tomás Villanueva no sólo debe rectificar la arbitraria decisión sobre la seguridad, por su agravio y perjuicio para con León, sino que tiene la obligación de cuidar de un recinto que también es de su competencia.