Diario de León
León

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En política, tras el apoteosis siempre se vuelve a la anécdota. Después de haberse congratulado conjuntamente del reconocimiento de la Unesco a León como cuna del parlamentarismo, los partidos municipales vuelven a estar a la gresca por este asunto, ahora por la Fundación León Real. Al menos, están de acuerdo en que es necesario difundir con ambición tal reconocimiento. Pero de nada valdrá la mejor campaña promocional sobre nuestro meritorio big bang si luego llega el presente y te la chafa, con una de esas noticias ceporras con las que a veces salimos en los telediarios, pongamos la del machismo soez y chulesco contra la alcaldesa de Santovenia de la Valdoncina o, ya retrotrayéndonos mucho más atrás, a la patada en los mismísimos a Díaz- Villarig en su primer día como alcalde, por poner dos ejemplos, aunque habría más. Admitámoslo, tales hechos deterioran nuestra buena imagen colectiva como demócratas, que de la individual responde ya cada cual. El remoto ayer sólo es valioso cuando actúa como impregnación positiva en nuestro hoy, contribuyendo a hacernos mejores, todo lo demás es autobombo. “Aquí nació Biliam Zakespeare”. Pues vale, pero se ha notado poco. O nada. El pálpito democrático resulta más difícil de promocionar que los puerros o las mantecadas, pero el reto es hermoso. Seamos quijotescos y pidamos lo que a priori parece imposible: tener la provincia más democrática de España. No estamos pidiendo que los plenos municipales concluyan bailando todos felices, como en las películas de Bollywood. Habría que empezar por un reto más modesto, por ejemplo, con que nuestros concejales se fuesen a veranear juntos una semana en nirvánica convivencia, compartiendo botijo, colchoneta playera y heladín. Mano de santo, seguro. ¿A gastos pagados? No, caballero, tampoco hay que pasarse. ¿También entre los del mismo partido? No, señora, hasta el descanso emocional tiene sus límites. A mí esto del veraneo juntos se me ha ocurrido mientras le daba al paipai, pero se le ocurre a un estadounidense y le organizan un máster. «¿Puedo cambiar de litera? es que el alcalde ronca», me parece escucharle protestar al concejal Mengano, majete pero algo tiquismiquis. Ah, la democracia...

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