Diario de León

HOJAS DE CHOPO

Cerrado por vacaciones

Publicado por
alfonso garcía
León

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Con la mirada en la realidad y el análisis del acontecer de la provincia, este periódico ofrece a diario la radiografía de cuanto sucede. Las noticias, siendo benévolo, generan al menos fundadas inquietudes. La filosofía de que la economía está por encima de las personas, tan difícil de racionalizar, parece hacer pasar por normal, en un país en que el gasto público es desproporcionado, la progresiva cercanía a la pobreza de no pocos sectores de nuestra sociedad, incluidos, claro está, aquellos que tienen trabajo pero cuyos salarios apenas alcanzan para malvivir. La óptica y las conclusiones varían, como siempre.

La última Encuesta de Población Activa (EPA) habla del serio deterioro de nuestra capacidad productiva: la tasa de actividad es la tercera más baja del país. La tasa de paro, como inevitable consecuencia, supera en unas décimas el 24 por ciento. No hace falta ser un experto en economía, como aprendí de R. Tamames, para sacar algunas conclusiones, en la línea de las cuentas de la vieja. Y es que la destrucción de empleo ha llevado a la cifra, en números redondos, de 47.300 parados en la provincia. Las perspectivas laborales disminuyen a ritmo creciente, lo que justifica la alta proporción de emigrantes que buscan el pan por otros lares, tanto nacionales como exteriores. Los legítimos y comprensibles movimientos migratorios, quizá con algunos retoques en las claves de entendimiento, reviven períodos críticos de nuestra historia.

Aplicando la misma lógica deductiva, no sólo hemos de referirla al empobrecimiento del consumo, que se da por supuesto simplemente paseando por nuestros pueblos y ciudades. Hay hechos que saltan a la vista. El descenso de población es alarmante, más aún en el ámbito rural, al que se le están aplicando medidas realmente sangrantes en aspectos básicos que, como casi siempre, azotan a los más débiles e indefensos: una población muy envejecida, con cerca de 143.000 pensionistas que en no pocos casos además, y como una de las circunstancias más vejatorias por la paralización del crecimiento de las pensiones –déjense de tantos eufemismos y jueguecitos de palabras-, sirven de sostén económico que apuntala la miseria para que no vaya a más. Déjense de predicar desde el espíritu de los ricos que no saben a qué huele el guiso de los necesitados. Hasta convierten la matemática económica en pura palabrería.

Aunque el panorama es pesimista, existen, tienen que existir soluciones. El caso es atreverse a tomarlas empezando por donde se debe, no por el flanco débil. Es difícil, lo sabemos. De ahí la necesidad de un marco de encuentro —no de pactos— que proponga análisis y posibles decisiones que corrijan estos derroteros. Eso sí, que sean expertos, no (solo) políticos según sistema proporcional. Esa fórmula está agotada y fracasada. No queremos que el cierre por vacaciones sea definitivo.

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