Diario de León
León

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Dejamos abierta la puerta de la primavera, por ver si venía el sol detrás, y casi tenemos que adelantar el estreno de la película sobre el Arca de Noé, en el que seguro que había un mastín leonés o alguna víbora de aquí para que León no perdiera pie en la Historia de la humanidad. Las torrenteras barrieron la provincia, cortaron carreteras y nos desembocaron a las puertas de casa, como el amago de una purga bíblica para condenar esta desidia bobalicona en la que nos movemos y que, cualquier día, nos desancla la ciudad de la cuña del Torío y el Bernesga para que acabemos aguas abajo en el Pisuerga. La abulia en la que se cuela hoy la manifestación convocada contra los recortes del tren por una plataforma en la que se agrupan medio centenar de colectivos. Una rareza, casi una excentricidad en una tierra en la que no suelen juntarse dos leoneses a no ser que sirva para joder a otro.

La manifestación coincide con la apertura de la veda de pesca. El tiempo que Isabel Carrasco ha considerado propicio para «dar libertad» a los representantes del PP (nota: es textual, no una frase hecha) para que escojan si quieren ir o se quedan a velarla el cabestrillo del brazo. El libre albedrío con el que saca al alcalde al medio del chaparrón para que se moje, como si le diera tanza al barbo. La penitencia para que apeche con más de dos años en los que el PP del Ayuntamiento ha pasado de disolver la sociedad León Alta Velocidad para «liderar la integración» (Belén Martín-Granizo), no ser «de los que se quejan, sino de los que proponen soluciones» para el AVE (Emilio Gutiérrez) y crear «una comisión conjunta con técnicos de Feve» para definir la integración a «no ser quien tiene que hacer los proyectos técnicos» (José María López Benito). El paso atrás en el que la dirección del partido en León, que no quiere desairar a Génova, aprovecha para meterle el dedo en el ojo y recordarle que, más allá de la gestión, cuando no abundan los recursos llega el momento de hacer política: proponer y convencer para que llegue la financiación que en otros sitios, como en Vigo, no se hurta. La soledad a la que se enfrenta Gutiérrez, que ni siquiera controla a todo su grupo de concejales, por haber desafiado a la presidenta plenipotenciaria para demostrar que no es un títere. Un juego de poder que pilla a León en medio de la vía.

Les dejo la última línea para que hagan el chiste sobre trenes perdidos: ...................................................................................

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