Diario de León

TRIBUNA

¿Cuál es la verdadera historia de lo ocurrido el 23F?

León

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La mejor definición de Historia que he encontrado es: «Historia es algo que nunca ocurrió, contado detalladamente por alguien que no estuvo allí». En estos días se está armando un revuelo en torno al libro de Pilar Urbano, sobre lo que la mayor parte de la población intuía ya, desde los primeros días del muy mal calificado como intento de golpe de estado del 23 F.

El hecho de salir el libro justamente después de la muerte, si no del principal testigo de lo que pasó, si de uno que podría atestiguar si algunas, o todas, las cosas que se relatan son, o no, ciertas, ha levantado una gran polémica entre los que califican a Pilar Urbano de todo menos guapa y los que la califican de todo menos fea.

Después del espectáculo bochornoso de ver lo hipócritas y cínicos que son los políticos que más atacaron y vilipendiaron al ex presidente Suárez y como se deshacían en alabanzas hacia su persona —«de la hora de las alabanzas libéranos dómine—, pienso que su familia debe quedarse sólo con el cariño y admiración del pueblo llano, éste sí que le rindió un homenaje sincero. Pienso que yo no hubiera aguantado tan estoicamente tanta hipocresía.

Recuerdo perfectamente la tarde de 23F. Yo estaba explicando Zootecnia en la Escuela Técnica de Ingenieros Agrícolas y al salir de clase me enteré que el edificio de las Cortes estaba tomado por un teniente coronel de la Guardia Civil, lo cual interpreté como un golpe de estado, de un grupo militar involucionista. A las pocas horas me enteré de que probablemente el militar que, según Tejero, se haría cargo de la situación, era el general Alfonso Armada y Comyn, inmediatamente me pareció ¡¡¡imposible!!! que se tratara de un golpe de estado, pues el general Armada era, quizás, el militar de más confianza del rey Juan Carlos y jamás participaría en un golpe contra la monarquía, y mucho menos encabezaría ese golpe, pues era un incondicional del monarca.

¿Por qué hago esta afirmación? En el año 1974, el general Armada era coronel de Artillería y preceptor, o algo similar, del entonces Príncipe de España, y si el Príncipe de España tenía tanta confianza en él como para que escribiera en su nombre cartas de contestación y firmarlas, de lo cual tengo la certeza absoluta, pues tengo una dirigida a mí, fechada el 7 de marzo de 1.974, con el anagrama de la Casa de S.A.R el Principe de España, me parecía evidente que el general Armada no podía ser un traidor ni a Su Majestad, ni a España. ¿Quién podía ser el autor intelectual de ese falso golpe de estado?.

Como desde mi punto de vista hay que descartar a S.M. el Rey ya que se trataría de dar un golpe contra sí mismo; a Tejero, aunque él si que lo quisiera, pues sólo era un instrumento en manos de alguien superior, ya que obedecía órdenes; y al general Armada que según todos los indicios iba a encabezar un gobierno de unidad nacional, con Felipe González como vicepresidente y ministros de todo el arco político. Se ha especulado sobre si el autor intelectual pudiera haber sido el comandante de Infantería José Luis Cortina Prieto, lo que me parece muy poco probable, un general no se pone a las órdenes de un comandante, y menos para derrocar al Rey; se ha comparado también con la operación que en Francia llevó a la presidencia de la República al general Charles De Gaulle. Creo que esta comparación no es desacertada, pues supongo que somos muchos los que sabemos de la gran amistad entre Valéri Giscart d’Estaing y el rey Juan Carlos y supongo que en alguna de las muchas ocasiones que conversaron, pudieron hablar de la conveniencia de que en España se cambiara de rumbo en la forma de gobernar y con un gobierno de unidad nacional sería más fácil salir de la lamentable situación en que se encontraba España, con un partido en el gobierno, no dividido, hecho trizas.

Cuando en el libro de Pilar Urbano se nos cuenta la historia, supuestamente, por uno que sí estuvo allí, parece ser muy verosímil y lo más importante, el objetivo parece muy encomiable, sería bueno que ahora tuviéramos un gobierno de unidad nacional, como el que, según ella, estaba previsto entonces. Si, como se admite, el general Armada llevaba en su agenda los nombres de los ministros de ese gobierno de unidad nacional, por qué no se investiga para conocer la verdad y dilucidar de una vez por todas si efectivamente en esa agenda estaban los nombres de Felipe González, como vicepresidente, y con ministros de todos los partidos, desde Alianza Popular al Partido Comunista, de existir esa lista. No cabe la menor duda que desde Fraga a Carrillo conocían esa operación y no concibo que el general Armada hiciera una lista de futuros ministros sin consultar con el Rey y con los interesados, que es de suponer, serían propuestos por sus jefes de partido, por tanto todavía hay muchos testigos de lo que fue el 23F; si esa lista nunca existió es evidente que se trataría de un verdadero intento de golpe de estado y una traición a la Monarquía y a España, cosa que a mí me parece poco probable.

¿Por qué no se llegó a esa solución una vez que se aceptó la dimisión de Suárez? ¿Por qué el Rey, como jefe del Estado, no podía encargar formar gobierno al general Armada? ¿Era inconstitucional? ¿No es inconstitucional que en Cataluña gobierne un dictador, que se pasa por el arco del triunfo la Constitución? ¿No es inconstitucional que en las Cortes estén diputados representantes de partidos no demócratas y secesionistas?

Si el general Armada tenía el encargo de formar ese gobierno, no quiso involucrar a quienes le metieron en ese jardín, yo me pregunto: ¿Por qué? Si el objetivo era formar un gobierno de unidad nacional, creo que ya es el momento en el que las personas, que aún viven y aparecen como integrantes de ese posible ejecutivo, se manifiesten y digan la verdad. Si yo tuviera la posibilidad, creo que como el Cid, les exigiría declarar bajo juramento, no en la iglesia de Santa Gadea, pero sí en el parlamento.

¿Por qué tenemos que esperar cien años para conocer la verdad? Mi abuelo, que sabía quien hundió el barco de U.S.A en el puerto de La Habana —que fue la excusa para declarar la guerra a España—, nos decía la verdad. Pero sus hijos y algunos nietos murieron con la duda de si el abuelo estaba equivocado. Por otra parte, además de perder la guerra, tuvimos que indemnizar a U.S.A. con la isla de Puerto Rico y se perdieron las Filipinas. ¿Quién reparará a España el daño sufrido? Creo que es ya el momento de restituir la honorabilidad de las personas que, como parece, fueron utilizadas como chivos expiatorios.

Visto el cinismo, la hipocresía y la mentira que imperan en el mundo, me viene a la memoria esta frase de Albert Einstein: «dos cosas son infinitas, el espacio y la estupidez humana, y no estoy seguro del espacio»; se le olvidó añadir otras tres también infinitas: «el cinismo», «la hipocresía» y «la mentira». Si es cierto que: «la persona inteligente, ni roba ni miente», ¿quién nos gobierna?

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