Diario de León
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antonio papell
León

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La mayoría ideológica europea comandada por Merkel, heredera de la tradición neoliberal cuajada por Reagan y Thatcher, ha gobernado la Unión Europea desde antes del estallido de la crisis de 2008, ha aplicado con insensibilidad las recetas de la ortodoxia neoliberal más dura y ha pretendido convencernos de que no hay opción alternativa posible. Si esto fuera verdad, habríamos llegado efectivamente al fin de la historia, concepto enunciado en otro sentido al percibirse la globalización

La norma fundamental que sostiene fiscalmente al euro es el llamado ‘pacto de estabilidad y crecimiento’, que se alcanzó en el Consejo Europeo de Dublín en diciembre de 1996 y se adoptó definitivamente en el de Amsterdam, en junio de 1997, para asegurar que los estados que iban a adoptar el euro mantuviesen la misma disciplina fiscal que la impuesta mediante los criterios de convergencia, obligatorios para los candidatos a ingresar en el club de la moneda única. El pacto pretende evitar los déficit público excesivos de los Estados miembros del euro para impedir que una política presupuestaria laxa perjudique a otros estados a través de los tipos de interés. El pacto no es rígido y establece límites del 3% para el déficit público anual; hay penalizaciones a quienes transgredan esta barrera, a los que se abre un expediente por déficit excesivo, aunque nunca se han aplicado a los países grandes que han sobrepasado la barrera establecida (Alemania en particular)

Sin embargo, esta constricción limita la aplicación de políticas anticíclicas de corte keynesiano, lo que supone, en principio, un freno para las ideologías socialdemócratas que gobiernen en Europa

Ésta ha sido la razón por la que las fuerzas conservadoras europeas han pretendido que sus políticas económicas son las genuinamente europeas, de forma que sus direcciones de avance no tienen opción alternativa alguna. Éste es un sofisma en toda regla porque es claro que nada se opone a que quien dirige la política monetaria, el BCE, practique políticas expansivas si se incluyen criterios en tal sentido en sus estatutos

Como es conocido, la crisis económica fue abordada en los Estados Unidos mediante la inundación de los mercados con recursos públicos lo que permitió capear la tormenta con costes sociales mucho menores que los europeos. Y el centro-izquierda europeo debe poner imponer fórmulas de esta naturaleza a futuras crisis. En otras palabras, hay que devolver a los europeos la capacidad de elegir entre dos opciones en tensión, aunque sea al nivel superior, el de la ‘federación’ y las instituciones europeas. Hay que regresar al gozoso axioma democrático de que los problemas tienen siempre más de una solución posible. De otro modo, si los ciudadanos pierden la capacidad de elección, abandonarán muy justificadamente la política.

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