Diario de León
Publicado por
Félix Madero
León

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Si los reguladores no se enteran. Si los auditores hacen mal su trabajo y donde hay un agujero ven activos y liquidez. Si los bancos ponen su dinero y además airean sus operaciones. Si la prensa califica el trabajo de Jenaro García de ejemplo para la marca España en el exterior y si, por si fuera poco, el tal Jenaro García recibe premios de organismos prestigiosos e instituciones consolidadas, entonces la pregunta que nos debemos hacer otra vez más es ¿en quién podemos confiar? ¿No tiene ninguna responsabilidad el Mercado Alternativo Bursáti, la Comisión Nacional del Mercado de Valores? A toro pasado su presidenta hará «un análisis crítico». Déjelo, señora Rodríguez, servirá con que explique cómo una oscura consultora, Gotham City Research, tiene más información que usted sobre una empresa quebrada hace meses. En contra de lo que se dice, la experiencia no enseña más que experiencia.

En modo alguno permite que los casos como el de Gowex no se repitan.

Vendrán otros y pondremos a todo el sistema regulador en solfa. La experiencia lo que enseña es que no aprendemos. Quiere la casualidad que la estafa de Gowex coincida con el escándalo por nepotismo del Tribunal de Cuentas y con el anuncio de su presidente, que auditará al organismo, que por naturaleza es el gran auditor de partidos e instituciones públicas. Y ha querido también que coincida con la presentación de un paquete de medidas por parte del Gobierno para regenerar la vida política. Sería bueno si no hubiera contado con el rechazo de todos los partidos y mejor si el que lo presenta, el PP, tuviera sustanciados los casos de corrupción. Hablar de regeneración con Bárcenas en la cárcel es simplemente incomprensible.

Quedan pocas cosas en qué confiar. Hace unos días, una enorme cola de madridistas esperaba pacientemente alrededor del estadio Bernabéu para despedirse de Alfredo di Stéfano. Me fijé en un abuelito que explicaba a su nieto quién había sido el nueve del Madrid. Y entonces pensé que todavía podemos fiarnos de algo tan caprichoso como un juego que nos hace felices. Ese niño recordará un día a su abuelo, y con el tiempo sabrá que no le engañó. Sabrá que todavía hay cosas en las que podemos confiar. La excelencia, el honor, la entrega, la inteligencia. Y sobre todo, el trabajo bien hecho. En estos tiempos convulsos, gracias don Alfredo por el regalo.

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